lunes, 30 de junio de 2014

Campaña para combatir las faltas simuladas

Ya es evidente que está en marcha una campaña en varios frentes para combatir uno de los vicios más extendidos del fútbol: la simulación de faltas.

La exageración, el “teatro”, el fingimiento, es uno de los recursos más efectivos de muchos futbolistas: puede generar goles, tarjetas y hasta expulsiones de rivales, demoras tácticas en el momento oportuno... puede resultar tanto o más eficaz que un endemoniado regate o un fenomenal disparo al arco.

A través de la simulación o exageración de una falta, un jugador como Fred, el delantero brasileño que “ganó” un penal en el primer partido de Brasil en el Mundial, puede soñar con Garrincha sin ponerse colorado por la comparación.

La creciente indignación contra los futbolistas que simulan golpes en la nariz cuando han sido tocados levemente en el hombro, que se dejan caer como muertos tras ser rozados por un rival o se zambullen en el área penal como un clavadista de Acapulco no refleja la bancarrota moral del juego, sino la asombrosa calidad técnica de la TV y el progresivo interés de un público nuevo.

Muchos creen que el enfado no se justifica plenamente en una era de desfalcos, mordidas y otros latrocinios impunes: a fin de cuentas, el teatro no compromete tanto la integridad del juego como la credibilidad del árbitro.

Hay que tomar con pinzas la idea, bastante generalizada, de que en el fútbol moderno “se simula más”: muchos creen que, al contrario, la gran calidad de las imágenes de la TV, la repetición de tomas diferentes de la misma jugada, con imágenes ralentizadas o detenidas, ha tenido un efecto disuasivo.

Denuncian más

Los escépticos dicen que no hay más fingimiento, sino que ahora detectamos más casos de simulación.

En esto, salvando las distancias, ocurriría algo semejante a lo que se ha dado en el plano social; en 2014 no hay más abusos de, por ejemplo, menores de edad o de mujeres que en 1970: lo que ocurre es que hay más denuncias y una creciente voluntad de la sociedad para combatir esos abusos.

También llama la atención que la denuncia del fingimiento tenga que ver, casi siempre, con los que fingen una falta supuestamente cometida en su perjuicio; es mucho menos frecuente el repudio de la simulación de los agresores que, por ejemplo, fingiendo inocencia, impiden saltar a los delanteros rivales, una falta clara y grave que rara vez es detectada y/o castigada por los árbitros.

ESTUDIOS SOBRE EL CASO

Sobre la simulación de faltas conviene repasar algunas conclusiones de un estudio realizado por un equipo encabezado por el psicólogo Chris Stride, de la Universidad de Sheffield, Reino Unido, que estudió los partidos del Mundial 2010, catalogando todas las faltas cometidas, incluso las no pitadas por los árbitros.

De todas esas faltas, el estudio redujo su foco a las de “violación clásica” y las “profesionales”, entre ellas la más notoria, la “mano” de Luis Suárez para impedir un gol de Ghana.

Stride se propuso “comprobar si la simulación en el fútbol tiene que ver con el jugador como individuo, con la situación en el partido o carácter de un equipo”.

El público puede ver estas faltas en TV si repiten la escena, pero rara vez las censura con la indignación moral que reserva para el autor.



RECUERDOS DE MUNDIAL 2010

Sobre estas faltas cometidas por los jugadores conviene repasar algunas conclusiones de un estudio realizado por un equipo encabezado por el psicólogo Chris Stride, de la Universidad de Sheffield, Reino Unido, que estudió los partidos del Campeonato Mundial 2010, catalogando todas las faltas cometidas, incluso las no pitadas por los árbitros.



CLASIFICACIÓN ECLÉCTICA

La clasificación por jugador es más ecléctica: el griego S. Papastathopoulos encabezó la lista de faltas profesionales (2,14 por partido), seguido por el australiano B. Emerton (1,42); en faltas de simulación, el marfileño Abdul Kader Keïta hizo 1,91 por partido, el mexicano Cuauhtémoc Blanco 1,61 y el portugués Cristiano Ronaldo 1,50. Cabe señalar que los tres equipos que practicaron más faltas profesionales por partido en 2010 fueron Australia (4,33), Camerún (3,67) y Brasil (3,50). Los equipos que cometieron más faltas de simulación fueron Italia, Portugal y Chile.



DISTANCIA DEL PODER

El estudio destaca que la predisposición a cometer faltas de simulación es más elevada mientras mayor sea el índice de “Power Distance” (o distancia del poder), según la clasificación de paradigmas culturales de Geert Hofstede.



ÍNDICE ELEVADO DE FALTAS

Mientras más elevado es el número de faltas simuladas, este índice señala a sociedades cuyos integrantes admiten las “inevitables” diferencias relativas de poder y en consecuencia una predisposición a aprovechar las oportunidades sin demasiadas reservas éticas.

El informe de Stride señala que estas sociedades “suelen ser de América Latina, Europa del Sur y Europa Oriental”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario