Argentina y Francia, vigentes subcampeones de América y Europa, abren hoy a las 10:00 (hora boliviana) en Kazán los octavos de final del Mundial de Rusia con un pulso de vértigo, que les sitúa ante la posibilidad de dejar atrás las dudas que arrastran y el precipicio al que les aboca la derrota.
Por su trayectoria histórica, con independencia de su momento de confianza o de juego, las rondas eliminatorias de los grandes torneos siempre les sitúan ante la exigencia de no fallar.
Del "Kazan Arena", por tanto, una selección se marchará con la tacha de las expectativas no cumplidas y la otra revigorizada y con un gran capital de confianza para el resto de la competición.
El conjunto "bleu" se presenta en el envite como líder invicto del Grupo C, pero con un juego muy criticado; el cuadro albiceleste, en cambio, tras una clasificación agónica, "buscada y trabajada", según Giovani Lo Celso.
Esquivar un adiós prematuro permitió a la selección argentina mudar sus emociones. Con su victoria (2-1) ante Nigeria, apartó el ánimo catastrofista que le acompañó tras el empate ante Islandia y la derrota ante Croacia.
Rebelado contra lo que se intuía como un destino fatal, el grupo que capitanea Leo Messi decidió reiniciar su recorrido en el torneo en la tercera jornada de la fase de grupos. Cuenta desde ahí cinco finales hasta el 15 de julio -cuando se definirá el título en Luzhniki-. Ganada la primera, apunta con ilusión a la segunda.
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