Las protestas, una avalancha de huelgas y la violencia urbana suponen un desafío para el plan de seguridad que Brasil ha elaborado de cara al Mundial 2014, que movilizará a 157.000 policías y soldados de las tres fuerzas armadas.
Durante las semanas previas a la gran cita del fútbol, Brasil ha sido sacudido por constantes protestas contra el gasto público en el evento de la FIFA y un sinfín de huelgas, convocadas por diversos sindicatos que aprovechan la cercanía del Mundial para presionar por mejoras salariales.
Las protestas contra el Mundial no han alcanzado hasta ahora la dimensión multitudinaria de las manifestaciones ocurridas en junio de 2013 durante la Copa Confederaciones, pero aún así preocupan al Gobierno, según admitieron el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, y otras autoridades.
"Nuestra sensación es que las manifestaciones serán menores, pero estamos preparados para todo", indicó Cardozo en una reciente rueda de prensa, en la que presentó el plan de seguridad para el Mundial. El ministro explicó que los cuerpos policiales han sido entrenados para evitar los abusos en la represión que hubo en 2013, que fueron condenados por organismos de derechos humanos nacionales y extranjeros.
Más allá de las manifestaciones, las constantes huelgas, sobre todo del transporte público, son otro foco de tensión. En las últimas semanas ha habido huelgas de transporte en Río de Janeiro, Salvador y Sao Paulo, entre otras sedes del Mundial, que las sumieron en un caos.
Otro sindicato que amenaza con paralizarse durante el Mundial es el de la Policía Federal, responsable de aduanas y aeropuertos y de fiscalizar el ingreso de extranjeros al país, entre otros asuntos. Un tercer desafío para la seguridad de las 32 selecciones y de los 600.000 extranjeros que son esperados para el Mundial es la creciente inseguridad en el llamado “país del fútbol”.
Un informe elaborado sobre datos oficiales indicó que en 2012 se registraron en Brasil 56.337 homicidios, lo que supuso un récord y un aumento del 13,4 % desde el año 2002. La estadística dice que 6,4 personas mueren cada hora en Brasil en forma violenta.
San Pablo fuera de control
La huelga que se inició ayer en el metro de Sao Paulo provocó un embotellamiento matinal récord de 209 km y dejó a cientos de miles de personas sin transporte en una movilización a sólo una semana del Mundial.
Parcial e ilimitada, la huelga de los trabajadores del metro pone bajo presión a las autoridades a una semana exacta de la ceremonia inaugural y el primer partido de la Copa del Mundo (Brasil-Croacia), el 12 de junio en el estadio Arena Corinthians de Sao Paulo. El metro es la principal vía de acceso al estadio mundialista en esta metrópolis de 20 millones de habitantes y transporta cada día en promedio a unos 4,5 millones de paulistas.
Declarada tras el fracaso de negociaciones salariales, la huelga afecta parcialmente a tres de las cinco líneas del metro. En Itaquera, la estación de metro del estadio Arena Corinthians, varios pasajeros rompieron las rejas de entrada al amanecer. Algunas personas pasaron incluso a las vías, hasta que finalmente los empleados decidieron abrir la estación para calmar el tumulto.
En la estación Tucuruvi, la cola para tomar un autobús daba la vuelta a una manzana y tenía más de 300 personas, según el sitio G1.
El miércoles unos 12.000 manifestantes del movimiento Sin Techo y 400 miembros de la policía militar protestaron de manera separada cerca del Arena Corinthians
Protestas cada vez mucho más organizadas
Lo que ha cambiado es el tenor de las protestas, mucho menos intensas y más organizadas. En las últimas semanas, campesinos sin tierra, indígenas y otros movimientos sociales protestaron ante los estadios, mientras sindicatos y gremios aprovechan para presionar por aumentos salariales. Policías, profesores, conductores de autobuses y trabajadores del metro han paralizado sus actividades. Los policías federales y los profesores de Sao Paulo consiguieron aumentos de un 15%.
“Es diferente de lo que ocurrió en 2013, cuando las protestas fueron una expresión del malestar que existía en el país, y las personas salieron a la calle espontáneamente. Ahora el malestar persiste, pero partidos y movimientos asumieron la delantera y la clase media se aparta por miedo a la violencia”, destaca el sociólogo José Augusto Rodrigues. /(AFP)
EL DESCONTENTO SIGUE EN BRASIL TRAS UN AÑO
Con pasión por el fútbol, resignación o ánimo de protesta, los brasileños se preparan para el Mundial un año después de las multitudinarias manifestaciones callejeras contra el gasto público en el torneo, que han dejado una indeleble marca de descontento.
La sensación en el país es de que poco o nada ha cambiado desde que en junio de 2013 un millón de brasileños tomaran a sus políticos y al mundo por sorpresa, reclamando en las calles
por los exorbitantes gastos en estadios para el Mundial y la precariedad de los servicios públicos, señalan los analistas.
“Si su hijo se enferma, llévelo al estadio”, señalaba entonces una emblemática pancarta.
“Nada ha cambiado. El pueblo salió a la calle y ninguno de los tres poderes ha estado a la altura para responder a las demandas”, dijo el fundador de Rio da Paz Antonio Costa, una ONG que el martes infló gigantescas pelotas ante el Congreso para protestar contra los gastos del Mundial.
“Brasil es la séptima economía del mundo, pero está en el escalón 85 en el índice de desarrollo humano, hay 50.000 asesinatos por año, es normal que la población se enoje si va mucho dinero a construir estadios”, añadió. /(AFP) Brasilia
En caliente
“Nuestra sensación es que las manifestaciones durante el Mundial serán menores, pero estamos preparados para todo lo que pueda suceder”
José Eduardo Cardozo - Ministro De Justicia De Brasil
“Es una cuestión de confianza, a una semana somos optimistas. El puntapié inicial del Mundial creará otro ambiente en el país”
Joseph Blatter - Presidente De La FIFA
Pluma de un goleador
“Hincho por una final: Brasil y Alemania”
Ronaldo - Embajador de La Copa del Mundo
Al hablar sobre un Mundial, resulta una tarea difícil armar cualquier lista de mejores o mayores. Se trata de una cita que atrae la atención del planeta. Si en Brasil decimos que existen 200 millones de entrenadores, ¡imagínense cuántos entrenadores existirán diseminados por el mundo en época de Copa!
Mis cinco candidatos a mejor jugador son: Ronaldo, Ribéry, Messi, Neymar y Müller. Los tres primeros fueron los primeros clasificados en el Balón de Oro y no necesitan de explicaciones. Neymar no entró en esa lista, pero tiene todo para estar allí.
Su ida a Europa le hizo bien, aun en una temporada difícil en el Barza. Nadie puede olvidar lo que hizo en la Copa Confederaciones 2013. Y Müller es uno de los grandes nombres de una gran Alemania. Además de ser un excelente jugador, fue máximo artillero de un Mundial a los 21 años sin ser un centrodelantero.
Quisiera recomendarles cinco partidos para ver en el Mundial. El Arena Fonte Nova, en Salvador de Bahía, tendrá la repetición de la final de la última Copa del Mundo, con España-Holanda, y además un duelo entre Ronaldo y los alemanes del Bayern de Múnich en Portugal-Alemania.
Inglaterra-Italia en Manaos es otro de esos partidos que harán pararse al mundo delante del televisor, aún más por ser disputado en un bello estadio, construido en una ciudad en el medio de la selva amazónica.
Para mí y para la hinchada brasileña, el partido de apertura también será especial. Por eso, cuando Brasil y Croacia ingresen a la cancha, en el primer partido mundialista en Brasil después de 64 años, será emocionante.
¿El quinto partido de la lista? La final, claro. Ya lo dije antes y lo repito: hincho por ver a Brasil y Alemania en el Maracaná. Con una victoria de la selección brasileña, está claro
Mundial en detalles
A medida que pasan los días los problemas suman
Con miras a la Copa, Brasil ha comprado armas de ‘baja letalidad’ y equipos de inteligencia, entre otros.
Habrá vigilancia para los barras bravas argentinos y los "hooligans" ingleses, que son los que más preocupan.
La ONG Amnistía Internacional entregó 90.000 firmas al gobierno pidiendo que Brasil garantice el derecho a la manifestación durante el Mundial.
Hace menos de dos semanas, una huelga de choferes de autobús en Sao Paulo provocó embotellamientos y dejó a más de un millón de personas sin transporte.
Unas 200 familias que fueron desalojadas para la organización del certamen en Recife, denunciaron que aguardan la indemnización por parte del estado de Pernambuco.
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