lunes, 10 de mayo de 2010

SUDAFRICA 2010 Con el ajayu de Nelson Mandela

A Nelson Mandela no le gustan los soldaditos de plomo. Cuando se entusiasmó con el equipo nacional de rugby de su país en la búsqueda de un título mundial, en pleno ejercicio de la presidencia, hizo culto del perdón profundo y el reconocimiento del distinto, del otro, privilegiando el talento y la estirpe deportiva.

En efecto, los jugadores de ese cuadro eran mayoritariamente blancos y rubios, y luego de superados tantos años de cárcel y despiadado racismo a través de esa sórdida institución excluyente llamada apartheid, los unos hicieron puño cerrado junto a esos otros, jugaron bien y fueron campeones venciendo a la casi siempre imbatible Nueva Zelanda.

Se acaban los torneos y las ligas nacionales europeas y comenzamos a meternos en el clima de otra copa del mundo.

Como nunca antes, el negocio futbolero es superlativo y está para la reacción boquiabierta solamente haciendo suma elemental de lo que embolsan en las cuentas anualmente, Messi y Cristhiano Ronaldo. De lo no futbolístico se habla cada vez más y del juego mismo nos ocupamos quienes creemos en la esencia lúdica de este juego que sigue siendo el entretenimiento más apasionante para las mayorías de los millones de personas que habitamos el orbe.

Voy por el quinto mundial escribiendo sobre esa vieja disputa entre la propuesta ofensiva de los Guardiola contra la mezquina estrategia de jugar a no jugar, de hacer desaparecer la pelota que propugnan los Mourinho en su obsesiva e inescrupulosa búsqueda del triunfo. Seguro que estas dos grandes tendencias volverán a medir fuerzas, con el agrio antecedente de la copa obtenida por Italia en Alemania 2006.

Con la energía y el carisma de Nelson Mandela, esperamos que los balones comiencen a rodar por los campos sudafricanos en el encuentro intercultural más intenso que pueda espectarse en estos tiempos en que con la Tv es posible casi todo, bajo las coordenadas de la tolerancia y el fair play.

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