sábado, 14 de julio de 2018
Las 48 horas que cambiaron el fútbol croata
Quizá la culpa de todo la tenga Pyry Soiri, el joven debutante finlandés que aprendió a jugar al fútbol en Namibia y desencadenó el efecto mariposa que llevó a Croacia a la primera final mundialista de su historia.
Porque la historia de esta selección croata que hoy es admirada en el mundo entero parte, como casi siempre, de un desastre. Del empate que cedió ante Finlandia (1-1), el 6 de octubre de 2017, que le abocó a ganar en Ucrania para luchar por una plaza en la repesca.
El gol del empate para los finlandeses lo hizo Pyry Soiry, una joven promesa, formado en Namibia por el origen de su padre. Ingresó a los diez minutos para que el país africano no pueda reclutarlo y marcó de volea en medio de la desconcentración croata.
El empate desató la crisis. Davor Suker, presidente de la Federación Croata, convocó a su junta esa misma noche y debatieron qué hacer. Pese a que se jugarían un lugar en la repesca tres días después en Kiev, Suker era partidario de destituir de inmediato a Cacic, pero quería otro entrenador croata.
Sobre una lista de cuatro candidatos fueron descartando hasta llegar a Zlatko Dalic, que había abandonado el Al Ain tras perder la Liga de Campeones asiática de 2016. Nunca fue internacional como jugador y forjó la parte más exitosa de su carrera como técnico fuera de su país.
“¿Estás preparado?”, le llamó Suker. “Sí”, contestó Dalic. “No hubo negociación ni mensajes de ningún tipo. Tan sólo acepté, porque mi sueño de toda la vida es ser técnico de esta selección”, desveló Dalic el jueves, un día después de clasificar a Croacia para la final del Mundial.
Suker anunció el acuerdo al día siguiente. No estaba presente Dalic, que iba a reunirse con sus jugadores en el aeropuerto de Kiev, donde conocería a alguno de ellos.
Y lo que ocurrió fue que funcionó la autogestión de los jugadores, que se impusieron por 0-2 a Ucrania con Dalic como DT. Croacia creyó en él. Ganó a Grecia en la repesca (4-0 y 0-0) y se ganó su primer contrato, seis semanas después de haber aceptado el reto.
Mañana, domingo, este técnico que gana siete veces menos que su rival francés Didier Deschamps, que cuando viene mal mete la mano en el bolsillo derecho en busca de su rosario bendecido en Medjugorje –donde supuestamente se apareció la Virgen en 1981– y que nunca abandona el campo sin dar la mano al entrenador rival, volverá a ser el centro de atención.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario