sábado, 24 de febrero de 2018

Ultras rusos, el “terror” organizado del Mundial

Los ultras rusos se han convertido en la nueva “amenaza” del fútbol europeo al llenar el vacío dejado por los hooligans ingleses, fenómeno que amenaza con estropear la fiesta del Mundial de Rusia.

“Nuestros aficionados (del Spartak Moscú) iban en columnas y contra ellos hubo provocaciones. Cuando te lanzan cosas, eso produce como respuesta una reacción negativa”, dijo Vitali Mutkó, viceprimer ministro y zar del balompié ruso, tras los altercados ocurridos el jueves en Bilbao.

Mutkó salió en defensa de los seguidores del Spartak, aunque reconoció que lo ocurrido no traerá “nada bueno” y que el vandalismo no tiene sitio en su país.

Lo sabe bien, ya que cuando se presentó en 2016 a la reelección como presidente de la Unión de Fútbol de Rusia (UFR) tuvo que aguantar que el líder de la principal asociación de hinchas de Rusia estuviera en la federación para sabotear la votación.

A Mutkó no le tembló la mano a la hora de disolver dicha asociación, a la que pertenecían los ultras que protagonizaron meses antes violentos enfrentamientos contra los ingleses durante la Eurocopa de Francia.

Después de los incidentes en Bilbao entre ultras del Athletic y el Spartak Moscú, algunos piden que los clubes rusos sean expulsados de las competiciones europeas. La UEFA podría prohibir al Spartak que reparta entradas entre sus aficionados para que viajen con el equipo al extranjero.

Cuando labraron su fama de “sucesores” de los hooligans fue mucho antes, en la Eurocopa de Francia, en la que protagonizaron batallas campales que quedaron grabadas a sangre y fuego en Marsella y Lille.

Superaron a los ingleses, especialmente en lo que refiere a organización y preparación física (la policía los define como paramilitares), como se puede ver en los entrenamientos que organizan en bosques.

Su seña de identidad es quitarse la camiseta en los partidos, aunque las temperaturas sean de 10-15 grados bajo cero y su ideología ultranacionalista.

La influencia de los ultras en los equipos de primera fila es tan grande, que técnicos y futbolistas deben rendir cuentas ante ellos cuando las cosas van mal, algo que le ocurrió a Valeri Karpin cuando dirigía al Spartak Moscú.

“Si el entrenador le da la espalda a los seguidores, nosotros no lo necesitamos”, fueron las palabras dichas en 2016 por el líder de un grupo de aficionados radicales del CSKA Moscú contra Slutski.

Slutski se negó a reunirse con ellos para darles explicaciones y poco después dejó el cargo.

Las autoridades argentinas informaron que hace dos semanas, ultras del Zenit San Petersburgo y del Dinamo Moscú se reunieron en Buenos Aires con los barras bravas de Boca Juniors. El objetivo era coordinar sus acciones, lo que incluiría reservas de alojamientos y contratar abogados en caso de detenciones, contra sus enemigos acérrimos: los ingleses.



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