Fue una lucha cuerpo a cuerpo, sin tregua, definida en el último minuto. Sudamérica se desangró en la clasificatoria a Rusia-2018, pero ya recuperados, sus comandantes quieren plantar bandera en la Plaza Roja de Moscú.
Todo se resume así: tres de los cuatro cupos directos y el repechaje de la Conmebol se definieron en la infartante última fecha del premundial, con situaciones cambiantes que paralizaron los corazones de millones de sudamericanos.
Argentina, potencia de la región, estaba rozando una catástrofe deportiva, a punto de quedar afuera de un Mundial desde México-1970, pero un genial Lionel Messi, con una tripleta, evitó el abismo desde los 2.850 metros de altura de Quito ante Ecuador.
Uruguay, más tranquilo, miraba desde el Centenario que no sucediera nada raro y lograba como segunda su boleto directo por primera vez desde Italia-1990, tras atravesar tres repescas. Colombia despacito y por las piedras, se quedó con el cuarto cupo.
La contienda fratricida se desplazaba en esa noche a casi todos los duelos, con cambiantes situaciones que finalmente favorecieron a Uruguay, Argentina y Colombia, con cupo directo, y Perú en el repechaje que finalmente le ganó a Nueva Zelanda.
Brasil, la gran potencia sudamericana, se moría de risa de todos desde mucho tiempo antes (terminó con 41 puntos, con diez de diferencia sobre el segundo) mientras en el otro extremo Chile, el orgulloso bicampeón de América, se quedó sin Mundial también en el último suspiro (26 puntos como Perú pero peor saldo de goles), con su 'generación dorada' liderada por Arturo Vidal aún perpleja.
Reñida, pareja, sufrida, así fue la clasificatoria sudamericana, un ejercicio que les permitirá a varias de sus selecciones llegar a Rusia-2018 con un rodaje competitivo para enfrentar a los grandes de Europa.
En zona de confort
Como pocas veces en los últimos mundiales, Brasil emerge con claridad como el estandarte sudamericano en el Mundial-2018.
De la hecatombe del 7-1 ante Alemania en 'su' Mundial y los golpazos en las dos últimas ediciones de la Copa América (2015 y 2016), la seleçao pasó al éxtasis de una clasificatoria que ganó con una facilidad abrumadora, cuando en la mitad estaba fuera de todo.
Tite por Dunga, esa fue la clave. Salir de un raro laboratorio exógeno al fútbol brasileño para volver a casa, a las fuentes, a lo que siempre jugó Brasil para llegar a cinco títulos mundiales.
El ídolo Neymar recuperó el semblante con el oro en Rio-2016 y con Tite volvió a su zona de confort, libre de ataduras, para hacer jugar a todos. Y cuando Brasil se pone a jugar a lo que sabe; agarrate.
Pero el díscolo 'menino' no está solo, como sí lo está su compadre Messi en Argentina. Dani Alves, Gabriel Jesús, Casemiro, Marcelo, Paulinho, demasiadas estrellas en función de equipo como para no considerar a Brasil como el favorito entre los favoritos.
"Mi única convicción es que el equipo brasileño debe ganar fuerza y consolidarse, independientemente de los oponentes", dijo Tite tras conocer a sus rivales en el accesible Grupo E junto a Suiza, Costa Rica y Serbia.
Está solo y espera
Simplemente se enojó en el partido decisivo. No podía concebir que Argentina se quedara fuera de un Mundial luego de casi medio siglo. Messi jugó ante Ecuador el mejor partido con la albiceleste desde que debutó en 2005 en la selección mayor en un amistoso ante Hungría.
Él solo le ganó a Ecuador y a la altura de Quito y, con el último aliento, selló el boleto a Rusia con una tripleta inolvidable.
Pero está en soledad. Jorge Sampaoli deberá romperse la cabeza para ver cómo de una buena vez Angel Di María, Sergio Agüero, Paulo Dybala y tal vez Gonzalo Higuian, futbolistas de la elite mundial, terminan de asociarse con el astro.
"Si a nosotros nos va mal en este Mundial, tenemos que desaparecer todos de la selección", advirtió Messi semanas atrás.
Argentina tiene pocas opciones. Arrastra una racha de casi 35 años sin títulos y con Messi al frente, ha perdido cuatro finales, las tres últimas consecutivas: las ediciones de la Copa América de 2007 ante Brasil, 2015 y 2016, ambas con Chile, y el Mundial Brasil-2014 frente a Alemania.
Un matador y un pistolero
Uno está cebado, huele sangre. El otro está volviendo de a poco y con sed de venganza. Si 'El Matador' Edinson Cavani y 'el Pistolero' Luis Suárez llegan a Rusia-2018 con la pólvora seca, Uruguay no será un convidado de piedra en un Mundial en el que Brasil, Francia y Alemania encabezan las apuestas.
Cavani, estrella del Paris Saint-Germain, lidera la tabla de goleadores en la Ligue 1 francesa, con 19 tantos, mientras su socio 'Lucho' Suárez se está despertando de una sequía infrecuente en el Barça.
El entrenador Oscar Tábarez, el de mayor trayectoria a nivel de seleccionados, no se conforma con tener tal vez la pareja de atacantes más mortífera del mundo.
Ahora está mechando a jugadores jóvenes pero con rodaje en ligas importantes como el volante Rodrigo Betancur de la Juventus, Nahitan Méndez, titular en Boca de Argentina, el delantero Maxi Gómez, del Celta de Vigo o Federico Valverde, del Deportivo La Coruña.
Un tigre anda suelto
Repetir un cuarto de final como el logrado en Brasil-2014 por primera vez en su historia, no sería un fracaso para Colombia en Rusia-2018, aunque la diferencia es que en este Mundial estará el goleador Radamel Falcao García.
Con 'el Tigre' Falcao (Mónaco), James Rodríguez (Bayern Munich) y Juan Guillermo Cuadrado (Juventus), Colombia puede dar un golpe atravesando sin demasiados contratiempos el accesible Grupo H que comparte con Polonia, Senegal y Japón.
Perú, el quinto clasificado por Sudamérica, tenía una sensación ambivalente. La locura por haber clasificado a un mundial después de 36 años, aunque lamentando que su ídolo Paolo Guerrero se quedara sin Mundial por dopaje.
Pero la fiesta se tornó completa el 20 de diciembre, cuando la FIFA decidió reducirle la suspensión de un año a seis meses. El Depredador les devolvió el alma al cuerpo a los peruanos. Y la selección inca ahora no irá a Rusia a ver qué pasa.
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