La crisis diplomática desatada en el Golfo podría afectar la organización de la Copa del Mundo de fútbol de 2022 en Catar, aseguraron varios expertos en la jornada de ayer.
Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Egipto y Yemen rompieron ayer sus relaciones diplomáticas con Catar, al que acusan de apoyar a los grupos extremistas "que quieren desestabilizar la región”.
Una de las áreas que podrían verse afectadas por esta decisión es la organización del Mundial de fútbol, una de las mayores competiciones deportivas del mundo, programada en Catar para dentro de cinco años.
"Es un gran aumento de la presión sobre Catar”, asegura Kristian Ulrichsen, experto en la región del Golfo Pérsico del Instituto Baker de Houston (Estados Unidos).
"Creo que tendrá un verdadero impacto si dura de forma indefinida”, afirma.
Desde que la Federación internacional de fútbol (FIFA) eligió a este pequeño emirato rico en hidrocarburos como país organizador del Mundial de 2022, una decisión que suscitó una gran controversia, Catar ha recalcado que es una nación políticamente segura, a pesar de su ubicación en una región inestable.
Doha también ha hecho hincapié en que el torneo beneficia a todo el Golfo y no sólo a su país.
Naser Al Jater, una figura importante de la organización del Mundial, aseguró hace poco que hasta 1,3 millones de aficionados podrían visitar la capital del emirato, procedentes en su mayoría de la región y de Arabia Saudí.
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