El Gobierno ruso anunció ayer que la FIFA ha dado el visto bueno para la reducción del aforo del estadio Luzhnikí, que acogerá en 2018 la final del Mundial de Fútbol de Rusia.
“La disposición legal modifica el aforo del estadio olímpico Luzhnikí de 89.000 a 81.000 asientos”, reza el decreto firmado por el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev.
La resolución gubernamental destaca que estos cambios no son unilaterales, sino que han sido consensuados entre el Ministerio de Deportes de Rusia y la FIFA.
Aunque no lo precisa, estos cambios seguramente buscan reducir costes, una vez que el ministro de Deportes, Vitali Mutkó, reconoció que la depreciación del rublo ha disparado un 30-40 por ciento los costes de construcción de los 12 estadios mundialistas.
En un intento de reducir los gastos, las autoridades han optado por pedir a las empresas constructoras que utilicen tecnología y materiales rusos, en vez de importarlos.
Las autoridades rusas tenían previsto gastar 800 millones de dólares en ese proyecto arquitectónico, que se propone conservar la histórica fachada del Estadio Lenin, que llegó a tener una capacidad para más de 100.000 espectadores.
Tras la reforma a la que fue sometido tras los Juegos Olímpicos de 1980, redujo su aforo de 85.000 a 78.000 asientos, y acogió la final de la Liga de Campeones en 2008, en la que el Manchester United derrotó al Chelsea en la tanda de penaltis.
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