Rusia sale hoy a pavimentar su camino hacia la segunda ronda del Mundial, un objetivo que no consigue desde el de México’86, a expensas de una Corea del Sur que en Brasil espera dejar atrás la ‘saudade” de su mejor participación en 2002 y acercarse, al menos, a la llegada hasta las semifinales.
Rusia jugaba aún con la nomenclatura URSS cuando firmó su mejor campaña en 1996 y desde entonces ha alternado decepciones.
El Escuadrón fue eliminado de las ediciones del 2006 y 2010, y en sus dos últimas dos excursiones mundialistas, en 1994 y 2002, salió por la puerta de atrás en la primera fase.
Aún así, hace 20 años, en Estados Unidos, metieron miedo con una goleada por 6-1 a Camerún, cinco de ellos llevaron la firma de Oleg Salenko, quien terminó como el máximo cañonero.
La apertura del grupo H en el estadio Arena Pantanal, de Cuiabá, ilusiona a los rusos, que ganaron cuatro de sus últimos cinco amistosos y consideran como principal adversario a Bélgica. El cuarto elemento en la llave es la selección de Argelia.
Los surcoreanos llegan a Brasil con más dudas que certezas en su defensa. Fueron apisonados por Ghana con un inapelable 4-0.
Pero aferrados al misticismo, no olvidan que ganaron sus partidos inaugurales de los tres últimos mundiales: en el de 2002 se impuso a Polonia por 1-0; en el del 2006 a Togo por 2-1 y en el pasado a Grecia por 2-1.
En la historia común de estos países, solo un antecedente. El amistoso de noviembre pasado que ganó Rusia por 2-1.
El centrocampista y capitán ruso Roman Shirokov se perderá la Copa Mundial por una lesión de tobillo y es quizá la única mala noticia para un bloque que basa su fortaleza en una rocosa defensa y apuesta por la contundencia de sus pocas figuras ofensivas.
El seleccionador Hong Myung-Bo optó por un grupo joven y solo un jugador con gran rodaje, el defensor del Al Hilal saudí Kwak Tae-Hwi, de 32 años.
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