La gobernación del estado brasileño de Minas Gerais multó hoy a la empresa administradora del estadio Mineirão, de la ciudad de Belo Horizonte, una de las sedes del Mundial de Brasil 2014, por los numerosos problemas que ocurrieron el pasado domingo en el partido de inauguración.
La multa asciende a un millón de reales (unos 500.000 dólares) y estuvo motivada por la falta de agua y papel higiénico en los baños, la apertura tardía del estacionamiento y a que los bares estaban cerrados durante el partido que citó al Cruzeiro y al Atlético Mineiro ante cerca de 50.000 espectadores.
"Hubo serios errores, equívocos, defectos en la operación del estadio", dijo el gobernador de Minas Gerais, Antonio Anastasia, en una rueda de prensa después de reunirse con los responsables de la gestora del estadio, la empresa Minas Arena. El gobernador alabó el comportamiento "pacífico y armonioso" de los aficionados del Cruzeiro y el Atlético Mineiro, dos enconados rivales, ya que no se registraron incidentes.
Algunos aficionados se quejaron también de que al no haber separación entre los diferentes sectores del estadio, algunos aficionados ocuparon los asientos más caros aunque habían comprado entradas más baratas. Con un aforo de 62.170 espectadores, el Mineirão será uno de los principales estadios del Mundial y de la Copa Confederaciones de 2013, en la que acogerá tres partidos, entre ellos una semifinal y el México-Italia de la primera fase.
En el Mundial recibirá seis partidos, entre ellos uno de octavos de final y una semifinal. La reforma del estadio de Belo Horizonte terminó en diciembre, días después del Castelão de Fortaleza, que fue el primer estadio del Mundial en estar preparado. El estadio de Fortaleza organizó sus primeros partidos de fútbol a finales de enero, con escaso público y sin problemas.
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