La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, inauguró ayer el primer estadio reformado para el Mundial de 2014 y la Copa de las Confederaciones de 2013, el Castelão de la ciudad de Fortaleza (Ceará, noreste), donde dio el primer puntapié a un balón.
Rousseff visitó las instalaciones del estadio, que durante el Mundial tendrá 65.000 asientos, cortó una cinta verde y amarilla en la puerta del túnel de vestuarios para simbolizar su inauguración y después se dirigió al césped para hablar y fotografiarse con decenas de los obreros que participaron en la construcción.
A continuación, la mandataria pateó un balón 'Cafusa', el modelo que se usará en la Copa de las Confederaciones, desde el círculo central y escuchó un mensaje del presidente de la FIFA, Joseph Blatter, retransmitido en una de las pantallas gigantes.
Después de la ceremonia estaba prevista la apertura de las puertas del estadio, para que el público lo conozca y la celebración de un concierto del cantante local Raimundo Fagner en la explanada exterior del recinto, que mide 55.000 metros cuadrados.
El fútbol llegará al estadio por partida doble el próximo 27 de enero, día en el que se jugarán los encuentros Ceará-Bahía y Fortaleza-Sport, de la Copa Nordeste.
De los otros cinco estadios de la Copa de las Confederaciones, el de Belo Horizonte se inaugurará el próximo viernes, mientras que está previsto que los de Río de Janeiro, Salvador, Recife y Brasilia se terminen entre finales de marzo y el 15 de abril, fecha límite impuesta por la FIFA.
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