Un Portugal plagado de futbolistas poco habituales en las alineaciones de Paulo Bento se sobrepuso a la baja de su capitán y jugador estrella, Cristiano Ronaldo, para superar sin demasiados problemas su compromiso frente a Finlandia por 2-0.
El técnico luso sorprendió con su once inicial, especialmente con la inclusión desde el principio del debutante Rúben Micael y el lateral de Osasuna Nélson, así como por la ausencia de uno de sus mejores hombres, el atacante del Manchester Nani.
Su apuesta por Micael, centrocampista del Porto y una de las grandes promesas del fútbol luso, fue especialmente fructífera, ya que se erigió en la figura del duelo con sus dos tantos, en un estreno muy exitoso y que contrasta con su condición de suplente habitual en el conjunto de los Dragones.
Lo que no cambió Paulo Bento fue su esquema de juego, un claro 4-3-3 similar al que utiliza el mejor equipo hasta el momento de la Liga portuguesa, el Porto.
Poco pareció importarle al conjunto nacional luso la ausencia de Cristiano Ronaldo, ya que comenzó avasallador, llevando el peso del partido y mostrando su potencial ofensivo desde el primer minuto.
Al poco de comenzar el encuentro, un genial pase de rabona de Danny para Fábio Coentrao a punto estuvo de convertirse en el primer tanto, aunque la defensa finlandesa consiguió impedir el remate de Hugo Almeida a bocajarro.
En el minuto 11, otro pase fantástico de Danny, en esta ocasión entre líneas y dirigido hacia Almeida, acabó en las botas de Ricardo Quaresma, cuyo desviado disparo con el exterior del pie acabó en la red gracias al oportunismo del debutante Rubén Micael, del Porto.
La superioridad de los jugadores lusos era manifiesta, las ocasiones se sucedían y sólo la desidia a la hora de concretar las jugadas de gol entre los futbolistas lusos evitó la llegada de más tantos.
Ejemplo de ello fue un saque de falta de Carlos Martins desde lejos que a punto estuvo de sorprender al guardameta finlandés, que despejó como pudo, y cuyo rechace falló un errático Quaresma.
Cuando nada hacía presagiar cualquier otra cosa que no fuera el segundo tanto de los portugueses, Vayrynen, jugador del Herenveen holandés y uno de los jugadores finlandeses de mayor calidad, tuvo en sus botas colocar el empate en el marcador al rematar de volea fuera por centímetros un gran pase bombeado desde el medio del campo.
Ya en la segunda mitad, tanto Paulo Bento como el técnico nórdico, Markku Kanerva, mantuvieron el mismo bloque e introdujeron tan sólo uno y dos cambios, respectivamente, lo que no cambió lo más mínimo el guión de la primera parte.
Primero Fábio Coentrao -de los más destacados hoy en el conjunto de las Quinas- después el recién entrado Paulo Machado y más tarde Nélson desaprovecharon la oportunidad de certificar el triunfo en el primer tramo de la segunda mitad.
La salida de Nani, en el 67, fue fulgurante: Nada más entrar al campo, exhibió su calidad técnica al superar a su par, llegar hasta la línea de fondo y meter un sutil pase al corazón del área tras amagar con el disparo y que aprovechó, esta vez sí, Rúben Micael.
De ahí hasta el final, el equipo nacional luso dispuso de buenas ocasiones para ampliar la diferencia, aunque el desacierto local, en unas ocasiones y el guardameta nórdico, Fredrikson, en otras, lo evitaron.
SÍNTESIS DEL PARTIDO:
PORTUGAL (2): Eduardo; Nélson, Pepe (Ricardo Carvalho, m.77), Bruno Alves, Fábio Coentrao (Sílvio, m. 61); Raul Meireles (Paulo Machado, m. 61), Carlos Martins (Joao Moutinho, m. 45), Rúben Micael (André Santos, m.73); Ricardo Quaresma (Nani, m.67), Hugo Almeida y Danny.
FILANDIA (0): Fredrikson; Pasanen, Heikkinen, Arkivuo e Raitala; Sjolund (Porokara, m. 45), Roman Emerenko (Toivio, m. 87); Hetemaj (Manstrom, m. 63), Vayrynen (Sparu, m.72), Alexei Emerenko (Riski, m. 45); y Berat Sadik (Forssell, m. 72).
GOLES: 1-0, m.11: Rúben Micael. 2-0, m.70: Rúben Micael.
ÁRBITRO: Stéphan Studer (SUI). Sacó tarjeta amarilla a los portugueses Nélson y Joao Moutinho, así como al finlandés Porokara.
INCIDENCIAS: Partido amistoso de preparación para la Eurocopa 2012 disputado en el estadio municipal de Aveiro (Portugal) ante unos 10.000 espectadores. Antes del pitido inicial, se guardó un minuto de silencio por las víctimas del terremoto y del posterior "tsunami" ocurrido en Japón.
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