Francia y Croacia empataron el martes a cero en un duelo entre dos equipos que demostraron que están en transición en pos de tiempos más gloriosos como los protagonizados por generaciones que han pasado del césped al banquillo.
Laurent Blanc y Slaven Bilic dirigen en la actualidad a dos equipos que, cuando ellos jugaban, lograron sus más altas cotas.
Ambos buscan recuperar esa entidad, devolver el brillo a sus selecciones y, por lo mostrado en el Estadio de Francia, todavía les queda camino por recorrer.
Blanc alienó un equipo plagado de cambios con respecto al que el pasado viernes se impuso en Luxemburgo, mientras que Bilic sigue confiando en la generación que espera que defienda los colores de Croacia en los próximos años.
Ambos necesitaban un buen resultado. Croacia para hacer olvidar la derrota contra Georgia del fin de semana. Francia para proseguir su racha de seis victorias consecutivas y contentar a sus espectadores, que siguen sin perdonar del todo a sus jugadores el desastre del pasado Mundial.
De hecho, Franck Ribéry, que volvía al Estadio de Francia, pagó los platos rotos y escuchó silbidos cuando su nombre fue anunciado por megafonía. No fue titular, pero cuando saltó al césped a la hora de partido, el descontento se hizo más patente.
Patrice Evra, el otro cabecilla de la rebelión de Sudáfrica, que también volvía a vérselas con su público, no abandonó el banquillo.
Benzema mantienen la confianza del entrenador, pero sumó su segundo encuentro sin marcar, tras haber encadenado tres consecutivos con acierto de cara al gol. El jugador del Real Madrid fue sustituido en el minuto 75 con molestias en el muslo izquierdo.
El partido se desarrolló en el centro del campo, donde los dos equipos parecían más cómodos. Apenas se acercaban a las áreas y las imprecisiones facilitaban la labor de las defensas. En ese contexto, cada equipo gozó apenas de un par de ocasiones para marcar.
Francia golpeó primero en el minuto 36 con una buena ocasión que Benzema no supo llevar a las mallas tras haber sido bien servido por Ménez. El balón rebotó en el irregular césped de Saint-Denis y el delantero madridista lo lanzó alto.
La mejor ocasión croata estuvo en las botas de Perisic, que se benefició de un error de Mexès para quedarse solo ante Lloris en el minuto 42. Pero su intento de marcar fue atajado por el guardameta del Lyon.
El defensa Rami pudo marcar en el 68, con un disparo desde el borde del área que se estrelló en el palo.
Diez minutos más tarde Petric ganó la espalda a la defensa gala en un centro de Rakitic, pero no pudo rematar frente a Lloris.
La bola de partido la tuvo Rémy, que se presentó solo ante Pletikosa pero no supo resolver en el minuto 85.
Una acrobacia de Rami en el tiempo añadido, bien resuelta por el meta croata, fue el epílogo del encuentro.
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