El delantero peruano Paolo Guerrero llegó ayer a Lima “tranquilo” y dispuesto a pelear “por su inocencia” después de que la Justicia suiza levantara el jueves la suspensión de la sanción que le impedía jugar al fútbol y que en principio lo dejará fuera de las canchas hasta el próximo mes de marzo.
Guerrero, en declaraciones a la televisión peruana nada más aterrizar en Lima, se mostró confiado en que su situación podrá revertirse y afirmó que en ningún caso podrá aceptar “un castigo que no es justo”.
“No es la primera vez que me cortan prácticamente las alas, pero continúo luchando y peleando por mi inocencia. A veces parece algo extraño, pero trato de tomarlo como circunstancias de la vida y nada, a seguir luchando”, dijo el jugador.
Guerrero insistió en que está sereno pese al varapalo que supone para sus intereses la decisión del Tribunal Federal de Suiza que revisa su caso, golpe que sin embargo dijo que no le duele demasiado porque ya pasó por eso varias veces.
Así, el jugador afirmó que está confiado en que regresará al fútbol antes de los ocho meses que le restan de sanción.
El Tribunal Arbitral del Deporte (TAS, en francés) suspendió el pasado 14 de mayo al capitán de la selección peruana por 14 meses, de los que ya había cumplido seis, por dar positivo en un control antidopaje, lo que dejaba al delantero fuera de la Copa del Mundo de Rusia 2018.
Sin embargo, tras una apelación al Tribunal Federal Suizo, esa sanción quedó suspendida de forma “provisional”, lo que permitió al jugador participar en el campeonato junto con su selección.
Guerrero dio positivo por benzoilecgonina, principal metabolito de la coca, materia prima de la cocaína, en un control tras un partido de clasificación para el Mundial, jugado el 5 de octubre de 2017 frente a Argentina.
El jugador siempre alegó que la contaminación fue totalmente accidental y ocurrió al tomar un té que contenía restos de mate de coca.
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