La abultada derrota de Túnez frente a Bélgica (5-2), una de las favoritas, completó el gran fracaso del fútbol y de las selecciones árabes, eliminadas antes incluso de que se juegue la última jornada de la fase grupos.
Una debacle que cobra una mayor dimensión si se añaden dos datos clave más: el de Rusia es el Mundial con mayor presencia de equipos árabes de la historia, y se disputa cuatro años antes de que la gran fiesta del fútbol desembarque en Catar.
La participación de Egipto, Arabia Saudí y Túnez ha sido, además, deshonrosa, como ya han apuntado comentaristas y periodistas especializados de los medios árabes, con amplia presencia en esta Copa del Mundo.
Solo Marruecos se ha librado de las críticas, especialmente ácidas en el caso de la Egipto de Héctor Cúper y la Arabia Saudí de Juan Antonio Pizzi, goleada con estrépito por Rusia en el partido inaugural (5-1).
Los “halcones verdes” del desierto mejoraron un poco la imagen en el segundo partido, en el que cayeron por 1-0 ante la Uruguay de Luis Suárez Edinson Cavani y Diego Godín, pero demostraron que su nivel actual no solo está muy lejos del fútbol de hoy.
También de aquellas buenas actuaciones que la propia selección saudí dejó para el recuerdo en ediciones previas, especialmente en los noventa..
Las cuatro selecciones miran ahora la última jornada con el mismo objetivo pero diferente perspectiva. Egipto y Arabia Saudí jugarán entre sí el Volgogrado en busca de una victoria -la primera árabe-, más simbólica que efectiva.
Túnez intentará resarcirse frente a la debutante Panamá, que al igual que “las águilas de Cartago” llega eliminada al día del adiós. Y Marruecos deberá repetir las actuaciones previas, para enfrentarse a la poderosa España EFE.
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