miércoles, 14 de marzo de 2018

El primer estadio de un Mundial ya no existe



Poca gente sabe que el primer estadio que fue escenario de un partido de la Copa del Mundo ya no existe.

A partir de hoy, Marcas Plus de La Razón publicará en sus ediciones de los lunes, hasta la cita de Rusia 2018, algunas historias poco conocidas que se registraron en las 20 ediciones anteriores.

1. En Uruguay, en 1930, el estadio de Pocitos albergó el primer partido de un Mundial, jugaron Francia y México el 13 de julio, con victoria europea 4-1. En simultáneo, en Cancha Central hubo otro encuentro.

El escenario que era propiedad de Peñarol entre 1921 y 1933 ya no existe. Según algunos estudios que se hicieron, hoy funciona una tintorería de Montevideo justo donde era el centro de la cancha.

El estadio de Pocitos, escenario del primer partido. Foto: Archivo El País

2. El francés Lucien Laurent fue elevado a categoría de “tesoro nacional” en su país por ser autor del primer gol del Mundial en el Francia 4-1 sobre México.

Según la estadística de la FIFA, Laurent solo marcó dos goles, el primero inolvidable.

“Después de mi gol, el primero del torneo y también el primero que marcaba con la selección, nos felicitamos, pero sin saltar unos encima de otros como se hace en el fútbol de hoy”, dijo Laurent alguna vez, cuando recordó su gol. Nació el 10 de diciembre de 1907 y falleció el 11 de abril de 2005 a la edad de 97 años. Jugó 10 partidos con la camiseta de su país.



3. Jules Rimet, el ideólogo del Mundial, pensó en llevar adelante el torneo ya en 1920. Quería unificar y reconciliar a las naciones a través del deporte, frustrado por la exclusión de los jugadores profesionales del Torneo Olímpico de Fútbol.

Pero encontró una fuerte resistencia y tuvo que esperar ocho años para convencer a las asociadas a FIFA. En 1928 se aprobó que la edición número uno sería en 1930 y que se jugaría cada cuatro años.

Después de 15 días de viaje, el vapor italiano Conte Verde llegó a Montevideo en 1930 con él a bordo junto a las selecciones de Rumanía, Francia, Bélgica y Yugoslavia, así como tres árbitros y el recién nacido trofeo de la FIFA.

Uruguay fue designada sede por haber ganado dos títulos de fútbol olímpico en 1924 y 1928, y por su ofrecimiento a pagar los gastos del viaje a todos los participantes.

Jules Rimet en primer plano en el vapor Conte Verde al llegar a Montevideo. Foto: FIFA.com

4. Hubo dos balones para la gran final. Uruguay y Argentina se clasificaron para el partido decisivo y como el torneo no tenía una pelota oficial cada capitán se presentó con la suya en el intento de imponerla.

A la izquierda la pelota argentina de 12 paneles, en su interior tenía una vejiga y la derecha la uruguaya hecha en cuero. También tenía una vejiga. Fotos: Neogol.com

“Todos imaginaban un duelo áspero, pero no que la final comenzara a disputarse antes del pitazo inicial… ¿Qué pasó? Cómo no había un balón oficial, ambos capitanes acudieron al sorteo con la pretensión de imponer el suyo. El árbitro belga Jean Langenus arrojó al aire la moneda y el destino quiso que el primer tiempo se jugase con la pelota argentina”, según un reporte oficial de la historia de los mundiales de la FIFA.

El partido decisivo se jugó en el mítico estadio Centenario, que para ese entonces todavía no estaba terminado.

Unas 50.000 personas —según está escrito en la historia— llenaron las tribunas para ver el triunfo uruguayo por 4 tantos contra 2.

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