Antes, durante y después de cada Copa Mundial, no solamente los futbolistas se llevan la atención del planeta. Existe también, desde 1930 hasta 2018, “el otro actor” de los eventos deportivos: los balones de cada cita.
Los esféricos, como también se los conoce en el país, han ido evolucionando considerablemente, en material y tecnología. Su fabricación han ido variando con el correr de los años, pero cada uno de ellos, sin duda, ha dejado huella en los amantes y simpatizantes del fútbol.
La historia comenzó en 1930, en la primera Copa del Mundo. En la final entre Argentina y Uruguay, en la que se utilizaron dos balones diferentes. Pelota argentina en la primera parte y pelota charrúa en el complemento. Según cuenta la historia, ambos equipos querían jugar con su balón y el árbitro optó por esa solución pacífica.
En ese entonces, las “caprichosas” (otro denominativo que se le da) eran elaboradas a mano y de cuero. Pesaban hasta tres kilos y muchos de los jugadores tuvieron lesiones fuertes, hasta fracturas, por patear o cabecear dichas pelotas.
A medida en que pasaban los Mundiales, también mejoraban las formas y diseños.
En el mundial de 1986, el material del balón cambió de cuero a uno más sintético (similar a la cuerina), con el objetivo de impermeabilizar, ya que cuando se mojaban por la lluvia se volvían más pesadas.
Desde esa fecha, los balones ya se mostraron con nombres más llamativos, diseños extravagantes, pero con mayor tecnología. Algunos llevan una serie de gomas livianas en el interior para que no pierda su forma.
Otros tienen incorporados unos chips que son utilizados como sensores. Existen otros que tienen unas mallas para reducir el rebote y para aumentar la velocidad al momento del pase.
Lo cierto es que cada una de ellas tiene una historia, forma, diseño y tecnología diferente, y es precisamente eso que las ha hecho históricas. Hasta el día de hoy son muy conocidas, inclusive, muchas siguen en el mercado como réplicas para los amantes del fútbol.
24 Versión
El mundial de 2018 será la vigesimocuarta edición de la Copa, que se celebrará en Rusia. Desde la primera versión, Adidas fue la encargada de elaborar los balones.
Telstar, la reinvención de un clásico
El balón oficial del Mundial de Rusia, el Telstar 18, fue presentado la pasada semana en sociedad como la reinvención de un modelo clásico, que evoca el utilizado en la Copa del Mundo de México 1970 y que tiene un diseño novedoso con la tecnología más puntera.
Es una recreación que rinde tributo al primer balón que creó Adidas para el Mundial, una pieza adornada con paneles negros, pensado para que destacara en las transmisiones televisivas de entonces en blanco y negro y que “cambió para siempre el diseño de los balones de fútbol”.
En la Copa de México 1970, los balones ya eran diseñados con formas poligonales y con letras más colores, pero seguían siendo de cuero. El primero de ellos fue llamado Telstar, en homenaje al satélite que hizo posible la transmisión del evento a diversos rincones del mundo.
Después de 47, la marca mundial Adidas quiso volver a traer a la actualidad aquel modelo que revolucionó en el mundo, pues es considerado como uno de los más vendidos a lo largo de la historia. El Telstar 18, guarda los detalles más significativos de del modelo, pero innova con características más novedosas en tecnología y diseño.
Lleva fibras más livianas y mallas que hacen más rápida al balón. Además, el diseño tiene que ver con la era digital en la actualidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario