El estadounidense Chuck Blazer, exsecretario general de la Concacaf y exdirigente de la FIFA, quien fue un informador clave en el escándalo de corrupción del organismo rector del fútbol mundial, falleció el miércoles a los 72 años, informaron sus abogados.
Blazer, quien fue suspendido de por vida de todas las actividades relacionadas con el fútbol profesional por su implicación en los escándalos de corrupción en 2015, padecía cáncer.
"Estamos verdaderamente apenados por el fallecimiento de nuestro cliente y amigo, Chuck Blazer", apuntaron sus abogados en un comunicado a la AFP.
"Su mala conducta, por la cual tomó plena responsabilidad, no debería empañar el impacto positivo que Chuck tuvo en el fútbol internacional", añadieron.
Blazer fue una figura capital en la caída del expresidente del organismo, Joseph Blatter, tras colaborar desde 2011 con la justicia estadounidense.
Antiguo aliado de Blatter, Blazer "jugó un papel clave en las actividades de oferta, aceptación, pago y recepción de pagos disimulados e ilegales, de sobornos y de comisiones", detalló en 2015 la Comisión de Ética de la FIFA.
Reveló sobornos para las atribuciones de los Mundiales de 1998 y 2010, comisiones pedidas a los difusores para recibir la exclusividad de un torneo, sociedades ficticias y comisiones que le valieron el apodo de "Mister 10%".
Habría incluso grabado con un llavero-micrófono suministrado por el FBI, la policía federal estadounidense, conversaciones comprometedoras con altos dirigentes de la FIFA durante los Juegos de 2012 de Londres.
Se reconoció culpable en noviembre de 2013 de diez cargos, entre ellos blanqueo de dinero, evasión fiscal y corrupción.
Míster 10%
Exsecretario general de la Confederación de América del Norte, América Central y el Caribe de Fútbol (Concacaf) entre 1990 y 2011, miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA entre 1997 y 2013, Blazer jugaba a lo grande.
Liberado tras pagar una fianza de 1,9 millones de dólares, Blazer estaba gravemente enfermo, ya que sufría cáncer de colon, diabetes y problemas cardiovasculares.
Sin jamás haber pateado una pelota ni haber tenido grandes estudios, se convirtió en el gran financista del fútbol gracias a su don de gentes y a su sentido de los negocios.
Amplió luego su influencia a todo el continente americano y a todo el mundo del fútbol gracias a su alianza con Jack Warner.
En los mejores momentos de su "imperio", Blazer se desplazaba por el mundo en jet privado, recorría las calles de Nueva York en un impresionante Hummer pagado por la Concacaf y alquilaba dos gigantescos departamentos, uno de ellos para sus gatos, su gran pasión.
De acuerdo con el sitio web BuzzFeed News, con sus actividades lícitas e ilícitas en el fútbol habría amasado una fortuna de 21 millones de dólares.
En el mundo del balompié, tuvo varias vidas: en la NASL, la liga estadounidense que conoció su era de gloria en los años 1970 con el New York Cosmos de Pelé y Franz Beckenbauer; los Miami Sharks, equipo desmantelado tras cuatro años de existencia; en la Federación estadounidense, luego en la Concacaf, donde creó la Gold Cup y la Liga de Campeones; y por último en la FIFA, donde fungió como presidente de la comisión de márketing y TV.
En ese periplo se fue enriqueciendo cada vez más, antes de decidir finalmente dar la espalda a sus examigos y socios, acorralados por el FBI y la justicia estadounidense.
"Chuck lamentó profundamente sus acciones", dijeron sus abogados este miércoles. "Expresó sincero remordimiento hacia sus antiguos electores y colegas y hacia todos los jugadores de fútbol y aficionados decepcionados por su conducta".
Tras la victoria 3-2 de Estados Unidos sobre Martinica este miércoles por el Grupo B de la Copa de Oro de la Concacaf, el timonel estadounidense Bruce Arena rindió homenaje a Blazer.
"Lo conocí durante mucho tiempo. Hizo mucho por nuestro deporte; lamento mucho lo que pasó con la Fifa, pero era una persona de bien", afirmó.
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