viernes, 26 de febrero de 2016

La FIFA emprende hoy su refundación

Necesitada de credibilidad, la FIFA afronta hoy una completa reestructuración con la que pretende alejar el estigma de la corrupción, que desembocará en la elección de un nuevo presidente, el noveno de su historia, y pondrá fin a casi dos décadas de “reinado” de Joseph Blatter.

Para atajar la mayor crisis desde su fundación hace 112 años, la FIFA se reinventa y echa al cierre al “blatterismo”, la personalista forma de gobernar la institución que tuvo el dirigente suizo. Afable en la distancia corta y buen político, Blatter convirtió la FIFA en una multinacional, puede que la más rentable, que le otorgó consideración casi de jefe de Estado allí donde iba.

Bajo el mandato de Blatter, la FIFA llegó a todos los rincones, universalizó el fútbol, dio visibilidad al balompié femenino y se involucró en el desarrollo de proyectos de ayuda a países necesitados, pero también generó un volumen de negocio excesivo sin preocuparse por establecer unos mecanismos de control realmente efectivos, que disipasen las tentaciones de “meter la mano en la caja”.

Fue menos inflexible con la corrupción que con la prohibición de que sus miembros acudiesen a la justicia ordinaria y, al final, fue esta la que desarmó todo el entramado.

El arresto, el 27 de mayo, de varios de los dirigentes que se encontraban en Zúrich para asistir a la más que previsible reelección de Blatter fue el principio del fin. La escenografía dejó clara que se había acabado la impunidad; de madrugada, con presencia de cámaras, la policía suiza detuvo a varios miembros del comité ejecutivo.Aun así, Blatter fue reelegido dos días después, pero se vio forzado a presentar su dimisión el 2 de junio, tras la revuelta dentro de la propia FIFA y la retirada en cascada de numerosos patrocinadores. En los últimos nueve meses, no ha habido información relativa a la Federación Internacional que no portase el “latiguillo” FIFA-Corrupción, o FIFAgate, adjetivos poco atractivos para las empresas que la financian con su patrocinio. Con todo eso trata de acabar un Congreso dispuesto a refundar una institución que nació en 1904, con tan sólo siete miembros, y que ha sobrepasado tres lustros del siglo XXI con más miembros que la ONU (209).

EFE

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