La FIFA encara esta semana, con la elección de un nuevo presidente y la
aprobación de una serie de reformas el momento clave, para intentar
recuperar la credibilidad y la estabilidad después de diez meses de
escándalos por corrupción.
Este viernes 26 de febrero, las 209 asociaciones que la forman están
citadas en el Hallenstadion de Zúrich para empezar una nueva era y
acabar con la peor etapa en los 111 años de historia de la organización
que gobierna el deporte rey.
Los aspirantes a suceder a Blatter
Jérôme Champagne, entre la diplomacia y el fútbol
Diplomático de formación pero apasionado por el deporte desde muy
joven: la vida del francés Jérôme Champagne empezó en las relaciones
internacionales y en la política, pero pronto pasó a la gestión del
fútbol y ahora aspira a ser el nuevo presidente de la FIFA.
Una organización que conoce bien por haber ocupado distintos cargos,
especialmente la secretaría general adjunta de 2002 a 2005, y por haber
sido en el pasado un hombre de confianza de Joseph Blatter, una etiqueta
que para muchos puede pasarle factura.
Por ese 'pecado original', en una época en la que los dirigentes de la
era Blatter han quedado marcados por la sombra de la sospecha,
Champagne ha redoblado sus esfuerzos para presentarse como un reformador
sin nada que esconder.
"No me avergüenzo de los años que he pasado en la FIFA. Para llevar a
cabo las reformas se necesita a alguien que conozca la organización
desde el interior", se defendió cuando anunció el pasado mes de octubre
su candidatura.
Pero su primer contacto con el fútbol se remonta a sus años de
juventud. Hincha del Saint-Etienne, al que apoyó en Glasgow en 1976 en
la final de la Recopa de Europa perdida por los 'Verts' ante el Bayern
de Múnich, comenzó ese año, cuando tenía apenas 18 años, a colaborar con
la revista France Football.
Siete años de artículos periodísticos para la publicación que creó el
Balón de Oro y que compaginó con sus estudios en el prestigioso
Instituto de Estudios Políticos (IEP) de París, donde ingresó en 1978 y
en el que se diplomó en 1981.
De 1983 a 1997, ocupó distintos puestos diplomáticos en embajadas y
consulados franceses, que le llevaron a vivir en Omán, Cuba, Brasil y
Estados Unidos.
Siendo cónsul general adjunto en Los Angeles, Champagne conoció a
dirigentes del Comité de Organización del Mundial de fútbol de
Francia-1998, entre ellos Michel Platini, y pasó después a ser asesor
diplomático y jefe de protocolo del equipo organizador de aquel evento.
Gracias a ese nuevo cargo conoció a Joseph Blatter, entonces secretario
general de la FIFA y candidato a la sucesión de Joao Havelange, al que
reemplazó en la presidencia de la FIFA en junio de 1988.
Blatter llamó a Champagne entonces como asesor internacional, empezando
así una etapa de colaboración de once años en la máxima organización
del fútbol mundial.
Tokyo Sexwale, el 'hombre nuevo' que estuvo con Mandela en Robben Island
Político, presentador de televisión, empresario de éxito y, sobre todo,
un emblema contra el 'apartheid': el sudafricano Tokyo Sexwale, que fue
compañero de prisión de Nelson Mandela, espera ser el 'hombre nuevo'
que la FIFA necesita.
Nunca ha ocupado un cargo ejecutivo en la cúpula de la Federación
Internacional de Fútbol y eso es para muchos su principal valor de cara a
las elecciones presidenciales del viernes en Zúrich.
Sus principales experiencias en el deporte rey se refieren a su papel
en el Comité organizador del Mundial de 2010 y su labor de dirección del
Comité de Supervisión de la FIFA para Israel y Palestina.
Un pacificador en una época convulsa. Un desafío para un hombre de 62 años acostumbrado a resistir en situaciones límite.
Fue combatiente del Partido de Lucha contra el Apartheid del Congreso
Nacional Africano (ANC) ya mediados de los años setenta siguió formación
militar en la Unión Soviética.
Fue acusado de terrorismo y complot para derribar el gobierno de la
época, lo que le costó una condena que le hizo ser trasladado en 1977 a
la isla-prisión de Robben Island, donde compartió cautiverio con el
mítico Nelson Mandela. Cumplió 13 años de los 18 de su condena, hasta su
liberación en 1990.
En Robben Island, Sexwale tuvo que aprender a soportar el calor
abrasador del verano y los vientos heladores del invierno, sin dejarse
desmoralizar por una situación que parecía difícil de superar.
Como otros reclusos del lugar, el deporte fue una válvula de escape y
participó en la gestión del club "Makana", de los prisioneros políticos
de Robben Island. Un equipo que en 2007 se ganó el estatus de miembro
honorífico de la propia FIFA.
"No teníamos balón, teníamos nuestros pies, pero no botas. Era fútbol
de verdad. Cuando teníamos un balón, estaba desinflado y no nos dejaban
hincharlo. Nos confiscaban hasta el silbato del árbitro", contó
recientemente sobre aquella etapa, en la que hacían balones con bolas de
calcetines.
Mandela explicó en su día que el fútbol era "la única alegría de los prisioneros" en Robben Island.
Ali Bin Al Hussein, un príncipe militar ante su segunda oportunidad
El príncipe jordano Ali Bin Al Hussein, con formación militar y rango
de general en su país, se presenta por segunda vez a las elecciones para
dirigir la FIFA, después de haber perdido en mayo ante Joseph Blatter,
pese a que el escándalo del 'FIFAGate' acababa de estallar.
Entonces llegó a forzar una segunda vuelta en las elecciones, pero
siendo consciente de que no podía ganar en ella decidió abandonar en ese
momento. Blatter apenas resistió después cuatro días, antes de que la
presión por la corrupción revelada en su organización le obligara a
anunciar su próxima marcha y la convocatoria de un nuevo Congreso
electivo.
"He seguido tus esfuerzos a lo largo de la campaña y he sido testigo de
tu trabajo y tu compromiso para elevar el fútbol en todo el mundo", le
dijo públicamente el rey Abdalá de Jordania a su hermanastro Ali después
de aquella derrota ante Blatter, afirmando que se sentía "orgulloso"
por su intento.
En el despacho de Ali hay una foto de su padre, el rey Hussein, que
tuvo a Ali en su tercer matrimonio, con la reina Alia, una jordana de
origen palestino que murió en un accidente de helicóptero en 1977,
apenas dos años después del nacimiento del hombre que aspira ahora a
presidir la FIFA.
Su formación ha seguido un plan exhaustivo para conjugar la tradición jordana con la vocación occidental.
Habla perfectamente inglés y en su carácter pragmático y elegante en
las formas ha tenido influencia la cultura anglosajona. Empezó
formándose en Amán, pero luego paso a vivir en Estados Unidos, donde se
diplomó en 1993 en la Salisbury School, en el estado de Connecticut.
El jeque Salman, un pacificador acostumbrado a superar crisis
El reto de gestionar la profunda crisis de credibilidad que vive la
FIFA no asusta al jeque bahreiní Salman Bin Ebrahim Al Khalifa, que ya
llegó en 2013 a la cabeza del fútbol asiático haciendo gala de sus dotes
de mando, también con las aguas revueltas en esa organización.
Entonces fue después de la suspensión al catarí Mohammed Bin Hammam,
que iba a ser el rival electoral a la presidencia de la FIFA de Joseph
Blatter en 2011 y que fue finalmente eliminado de la carrera tras ser
acusado de compra de votos.
El caso sumió a la Confederación Asiática de Fútbol (AFC), de la que
Bin Hammam era presidente, en una crisis que se sumó a las polémicas
sobre casos de partidos amañados en varios países del continente (China,
Corea del Sur, Malasia, Singapur).
"Seré un líder fuerte. Cumpliré los principios del buen gobierno en todos los niveles", prometió entonces al ser elegido.
En dos años y medio, Salman ha consolidado su liderazgo y su prestigio
de buen gestor, hasta el punto de llegar en una buena posición a la
carrera para presidir la FIFA.
Nacido hace 50 años en Riffa, forma parte de la familia real de
Bahréin. Tiene estudios de Contabilidad y Literatura e Historia inglesa,
alternando estancias en su país con otras en Londres, pero donde
triunfó desde joven fue en el mundo de los negocios (construcción,
importaciones, exportaciones, inmobiliarias).
Su labor en los despachos de sus empresas ha tenido que compartir
tiempo con el fútbol, su otra pasión. En 1998 entró en la Federación
Bahreiní de Fútbol como vicepresidente y en 2002 pasó ya a dirigirla.
En 2009 perdió ante Bin Hammam en la pugna presidencial en la
Confederación Asiática, pero en 2013 logró el ansiado sillón en una
organización donde ya era el presidente del Comité de Disciplina.
Tiene además como uno de sus avales su conexión con el influyente jeque
kuwaití Ahmad Al Fahabd Al Sabah, con gran poder en el mundo del
deporte.
Gianni Infantino, el carismático número dos de Platini
Para muchos, el rostro de Gianni Infantino es familiar por su papel de
conductor de los sorteos de la Liga de Campeones y de las grandes
competiciones de la UEFA: este suizo-italiano políglota, número 2 del
fútbol europeo, aspira ahora a convertirse en el rostro de la FIFA.
"No soy el candidato de la UEFA. No soy el candidato europeo, soy el
candidato del fútbol", dijo con ambición al término del Comité Ejecutivo
de la UEFA de enero que le dio el pleno respaldo de su organización.
La UEFA iba a apostar todas sus cartas a Michel Platini, su presidente,
pero esa vía se vio cortada con la suspensión de ocho años del
exfutbolista francés, tras conocerse el cobro sospechoso de 1,8 millones
de euros en 2011 de parte de Joseph Blatter, presidente de la FIFA y
también suspendido ocho años por el mismo motivo.
Infantino fue incluido por sorpresa en octubre en la lista de
aspirantes, en el último momento, como teórico 'plan B' en caso de que
Platini no pudiera presentarse a las elecciones, como finalmente ha
ocurrido.
El escudero de Platini, número 2 del francés como secretario general de
la UEFA, se convierte ahora en el protagonista, ante su gran
oportunidad de ser el hombre más poderoso de los despachos del fútbol,
no sin antes desear públicamente que el exjugador de la Juventus pueda
"limpiar su nombre" lo antes posible.
Antes de saber qué ocurría con el 'caso Platini', Infantino se lanzó de
lleno en su precampaña electoral, multiplicando los viajes y los
contactos para garantizarse el máximo de apoyos posible, algo que no
sentó bien en el entorno del presidente de la UEFA, que vio en sus
maniobras un exceso de ambición.
Hasta ahora, este hombre calvo con la cabeza afeitada era conocido
sobre todo como el hombre simpático y de buen humor que dirige los
sorteos de la Champions haciendo gala de su conocimiento de lenguas:
habla con fluidez el inglés, el francés, el alemán, el italiano y el
español.
Una virtud que a sus 45 años puede llevar de nuevo a un suizo al sillón
presidencial, después de la etapa de Blatter, de casi 80 años.
Infantino nació en Brigue, curiosamente a unos 10 kilómetros de Viège,
la localidad natal de Blatter.
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