Las perspectivas de la FIFA (la organización encargada de la Copa del Mundo de Fútbol y la más importante en los deportes a nivel mundial) se han ensombrecido repentinamente.
Pero, sea cual sea el resultado de las investigaciones sobre la corrupción, el estatus de la FIFA como una lucrativa productora de dinero parece estar seguro.
"Los medios de difusión y los patrocinadores no van a ser persuadidos para que retiren su apoyo a la Copa Mundial, un evento global masivo que continuará existiendo", aseguró Patrick Nally, un ejecutivo de marketing deportivo que trabajó con la FIFA para crear los derechos televisivos del fútbol.
La federación de fútbol (un centro de intercambio global de los derechos de televisión y acuerdos de patrocinio para un deporte tremendamente popular) obtuvo 5,7 mil millones en ingresos durante los cuatro años previos al Mundial de 2014 en Brasil.
En un informe dirigido a los delegados de la FIFA antes del congreso de esta semana, Joseph Blatter, presidente de la FIFA, declaró que la organización futbolística había terminado su ciclo financiero de cuatro años "en una posición muy segura, tanto desde el punto de vista financiero como del operativo".
Los fondos monetarios de la FIFA son tan extensos que, después de pagar 453 millones de dólares a Brasil por la organización de la Copa, 358 millones en premios y 397 millones en gastos de personal durante cuatro años, todavía contaba con los suficientes para comprar el Hotel Ascot de cuatro estrellas y 72 habitaciones en Zúrich. Como asociación deportiva, la FIFA goza de un régimen fiscal favorable y no está obligada a publicar sus cuentas bajo la ley suiza. En los cuatro años previos al Mundial de 2014, la FIFA pagó 75,3 millones de dólares en impuestos sobre un ingreso bruto de 2 mil millones.
Gran parte del crédito por el éxito financiero de la FIFA se debe al anterior presidente, el brasileño João Havelange, quien asumió el cargo en 1974, derrocando a Sir Stanley Rous y acabando con años de control inglés sobre el fútbol mundial.
Havelange convirtió la Copa Mundial de un evento mayormente europeo a una competencia mundial, financiando la expansión con la ayuda de Horst Dassler, el director de Adidas, quien se convertiría en el socio más importante de la FIFA.
Después de la Copa Mundial de Alemania en 2006, la FIFA creó tres niveles de patrocinio: seis "socios", ocho "patrocinadores" y luego "promotores nacionales", una estrategia que iba a resultar ser un gran éxito. En los cuatro años previos a la Copa del Mundo 2014, la FIFA recaudó 1,63 mil millones de dólares de sus ofertas de marketing, un aumento de casi un 60 por ciento con relación al ciclo anterior de cuatro años.
Dassler también ayudó a crear el mercado televisivo de la FIFA. "Yo trabajé con Dassler en 1978 para crear este concepto de los derechos futbolísticos", declaró Nally. "Nosotros realizamos cambios radicales de modo que hubiera derechos exclusivos, y tener estos derechos representa un valor para los medios de difusión", aseguró.
Y en la misma manera que el atractivo del fútbol ha aumentado, también lo ha hecho el potencial de ingresos de la FIFA.
Casi la mitad de sus ingresos provienen de la difusión televisiva, con ganancias para la FIFA de 2,43 mil millones de dólares en derechos televisivos a nivel mundial para transmitir la Copa Mundial de 2014. Estados Unidos en la actualidad es el cuarto mercado más grande de la FIFA por derechos de exhibición.
Los fiscales estadounidenses declararon que a medida que el valor de los derechos televisivos y de comercialización de la FIFA aumentaron, también lo hicieron los sobornos. En un acuerdo, dos grupos de marketing deportivo supuestamente pagaron 100 millones de dólares en sobornos (casi un tercio del valor del contrato de 352,5 millones) a funcionarios de fútbol sudamericanos para obtener los derechos de cuatro torneos de la Copa América.
Definitivamente, los delegados de la FIFA se dan la gran vida: FIFA gasta más de 30 millones de dólares al año sólo en gastos de viaje, alojamiento y organización de su congreso anual.
Jeffrey Webb, el miembro del comité ejecutivo de la FIFA que fue detenido el miércoles, al parecer hizo que un intermediario transfiriera 1,2 millones de dólares por concepto de sobornos a una cuenta perteneciente a un constructor de piscinas para crear un oasis en su residencia de Georgia. Otro funcionario de la FIFA no identificado recibió una costosa pintura de una galería de arte en Nueva York por supuestamente facilitar el pago de un soborno a Webb.
Incluso antes de los arrestos del miércoles, frecuentemente surgían preguntas acerca de las finanzas de la FIFA y la forma en que asignaban patrocinios y derechos televisivos. Nike ha declarado que está cooperando con las autoridades estadounidenses, luego de que los investigadores dijeran que una compañía de ropa deportiva no identificada había sido partícipe en sobornar a un funcionario del fútbol brasileño para obtener un acuerdo de patrocinio. Al igual que la FIFA, Nike ha aprovechado la inmensa popularidad del fútbol. El año pasado, sus ingresos provenientes del fútbol fueron de 2,27 mil millones de dólares, un aumento obvio ante los 40 millones en 1994.
Mientras que numerosos patrocinadores de la Copa Mundial consideran que sería desastroso abandonar los acuerdos con la FIFA, algunos han permitido que sus tratos caduquen. El año pasado, Sony, Emirates, Continental, Johnson & Johnson y Castrol optaron por no renovar sus contratos de patrocinio con la FIFA. Ante las noticias del miércoles, otras compañías pueden verse obligadas a reconsiderar sus planes de patrocinio, aunque hasta el momento sólo Visa ha indicado que podría cancelar su acuerdo.
La FIFA tiene acuerdos a largo plazo con Adidas, Hyundai y Coca-Cola. Y con la próxima Copa Mundial aproximándose, ha concertado un acuerdo con el gigante energético Gazprom como socio para la Copa del Mundo en Rusia en 2018.
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