Por la puerta principal del Hotel Baur au Lac el acceso es dificultoso. El tamaño de los bíceps de los miembros de seguridad y el escrutinio severo de los conserjes impiden un caminar tranquilo, posible, sin embargo, si el acceso se hace por la puerta de uno de los cinco restaurantes del jardín privado, lugares donde los miembros de la FIFA comían el jueves, después del mediodía, entre risas y bromas.
El hotel más lujoso de Zúrich, la ciudad donde el lujo es hábito, es el cuartel general de la FIFA. Nadie más puede alojarse estos días allí. Ni siquiera si dispone de los 1.000 euros -mínimo- que cuesta una de sus 120 habitaciones.
Probaban los presidentes de algunas de las 209 Federaciones el caviar del Pavillon, una estrella Michelín donde la broma de 50 gramos sale a 368 euros, o las costillas de ternera a la brasa del Rive Gauche, 112 euros por un plato.
Terminado el postre, por el mármol del hall iban desfilando camino del Theater 11, donde a primera hora de la tarde Joseph Blatter inauguró el 65 Congreso de la FIFA. Según salían a la recepción los congresistas, una persona hacía sonar un silbato y uno de las decenas de Mercedes CLS con los cristales tintados aceleraba para recoger al señalado. Y después de ese, otro, y otro, y otro más. "Otro Mercedes, por favor", decía el silbato. La fila de coches (el modelo más barato cuesta 66.500 euros) era inacabable, pilotados todos por choferes con el traje y corbata impecables. Mientras a pocos kilómetros de allí siete de sus miembros pasaban las horas en el calabozo, la FIFA decidió que, pese a todo, y como dijo su presidente en la mismísima inauguración, "hay que disfrutar del show".
La FIFA es pura ostentación pese a lo que dice uno de sus fundamentos: "Es una comunidad sin ánimo de lucro de 209 asociaciones". Según su Informe de Finanzas de 2014, "ha obtenido unos ingresos de 5.718 millones de dólares en los últimos cuatro años". Los gastos, según ese informe, fueron de 5.380, resulta un beneficio de 338 millones solo en el último periodo. Es curioso porque, en el apartado 7 del texto, referido a las “Retribuciones”, lejos de dar cifra alguna, la FIFA se limita a decir, más o menos, que sus directivos y ejecutivos cobran tanto como los directores y ejecutivos de compañías y organizaciones similares.
FIFA gastó en 2014 nada menos que 88.5 millones en suelos (310 personas trabajan/cobran de la dueña del fútbol). Más de uno de esos 88.5 kilos es para Blatter, que cobra más, por ejemplo, que Obama. El resto cobra menos, pero una dieta diaria próxima a los 500 euros, al margen de un fijo que, en el caso de los vicepresidentes, ronda los 100.000 euros, no suena mal.
Gigantes se preocupan por el tema sobornos
El escándalo que golpea a la FIFA preocupa a algunos de los poderosos patrocinadores del fútbol mundial, como Adidas, Visa y Coca Cola.
Además de lo ejecutivos FIFA detenidos el miércoles, el Departamento de Justicia de EEUU también presentó cargos contra otras cinco personas, entre los que se encuentran promotores y empresas deportivas.
Tras los hechos, algunos de sus patrocinadores advirtieron que podrían revisar sus vínculos con el organismo. Por ejemplo, Visa indicó que reevaluará su patrocinio a menos que FIFA realice cambios.
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