Salvador, Brasil. Bélgica contra Estados Unidos, los renovados diablos rojos frente al entusiasmo norteamericano, oponen hoy (16.00) en el Arena Fonte Nova su objetivo de lograr una plaza en los cuartos de final del Mundial.
Bélgica llega a octavos con el total de puntos de la primera ronda y un déficit de juego. Estos 'baby diablos', el equipo más joven en octavos, han sido más pragmáticos que brillantes, han ganado todos sus partidos (ante Argelia, Corea del Sur y Rusia) por el mínimo margen y no han desplegado el juego que les supone por la calidad de sus futbolistas.
Estados Unidos, mientras, opone entusiasmo y el carisma de su técnico, el alemán Jürgen Klinsmann, que parece convencido de cuál es el mensaje que quieren oír sus seguidores.
A Klinsmann, campeón del mundo en Italia'90 como jugador y tercero como entrenador en Alemania 2006, se le recriminó que admitiese, en una entrevista con el New York Times, que "no era realista" pensar que Estados Unidos podía ganar el Mundial.
Desde entonces, ha cambiado el discurso. Primero, pidió a Barack Obama que concediese un día festivo para que los aficionados pudiesen ver el partido y, el fin de semana, sugirió a los familiares de sus jugadores, que no saquen el billete de vuelta hasta después del 13 de julio.
Son mensajes del gusto estadounidense, avalados por su supervivencia en el que ellos mismos denominaron "el grupo de la muerte" (con Alemania, Portugal y Ghana) que ha encontrado un seguimiento inusual en un país poco interesado por el fútbol. EFE
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