Numerosos colectivos, sindicatos y ciudadanos independientes en Brasil le sacan provecho a la expectativa mediática generada en torno al Mundial de fútbol para exponer sus reivindicaciones y presionar a las autoridades con protestas a las puertas de inicio del torneo.
Las manifestaciones sorprendieron a Brasil en junio del año pasado durante la Copa Confederaciones de la FIFA, cuando millones de personas salieron a las calles de todo el país en demanda de mejores servicios públicos, como transporte, educación y sanidad.
A diferencia de las protestas de junio, cuando había una pauta común de reivindicación entre la mayoría de los manifestantes, las marchas de las últimas semanas fueron en gran parte sectoriales y los colectivos han empleado el escenario del Mundial como palco para hacer llegar sus peticiones individuales hasta los políticos.
Policías, conductores de autobús, profesores, sin techo y sindicatos, entre otros, se han manifestado en los últimos días por mejores condiciones laborales, principalmente aumentos salariales, y en algunos casos han declarado huelgas que han sacudido las principales ciudades brasileñas, como Sao Paulo o Río de Janeiro.
El pasado lunes, los conductores del servicio público de autobuses de Sao Paulo decretaron, sin previo aviso, la paralización de la mitad de las terminales de la ciudad más poblada de Brasil, lo que dejó a cerca de un millón de personas sin acceso al transporte para regresar a sus casas.
Entre los sectores más numerosos, está el de los conductores que exigen un reajuste salarial.
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