Un tribunal emplazó ayer al Gobierno brasileño a manifestarse en una polémica entre un grupo de indios y las autoridades de Río de Janeiro por sus planes de demoler la antigua sede del Museo del Indio con motivo de la reforma del estadio Maracaná.
El magistrado Raldenio Bonifacio Costa, de la oficina del Tribunal Federal en Río de Janeiro, estipuló un plazo de diez días para que el Gobierno tome parte en el pleito, según un comunicado difundido ayer.
El edificio en disputa, vecino al Maracaná, albergó el Museo del Indio entre 1910 y 1978, año en el que fue abandonado cuando la institución se mudó a otra dirección en el barrio de Botafogo.
Un grupo de indios de varias etnias vive desde 2006 en este edificio que está medio en ruinas y que el Gobierno de Río pretende demoler para aumentar el área de circulación en torno al Maracaná, en cumplimiento de los requisitos de la FIFA para el Mundial de fútbol de 2014.
La semana pasada la gobernación de Río desplegó a la policía en las inmediaciones del edificio con intención de desalojarlo, pero dos medidas cautelares, una de la Fiscalía y otra de la Defensoría Pública, lo impidieron.
La Fiscalía cuestionó la decisión de destruir un edificio que consideró un “patrimonio arquitectónico y cultural”, mientras que la Defensoría no discute la demolición, sino que se respeten los derechos humanos en el desalojo de los indios.
El gobernador de Río, Sergio Cabral, afirmó a periodistas que la cuestión de derechos de los indios sobre el edificio es un “escarnio” porque viven en él solo desde 2006.
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