Alemania derrotó a Israel por 2-0 en su último amistoso antes de la Eurocopa pero dejó muchas dudas en un partido en el que jugadores claves en la organización del juego germano, como el madridista Mesut Özil y Toni Kroos, estuvieron por momentos demasiado apagados y excesivamente imprecisos.
La idea del amistoso contra Israel era tener como rival a un equipo que encerrará atrás, como se espera que lo haga Dinamarca en el último partido de la fase de grupos de la Eurocopa, y así ocurrió. Los israelíes se refugiaron en su área y la tarea alemana fue buscar la fórmula para romper el cerrojo.
Thomas Müller y Lukas Podolski jugaban muy cerca de las bandas para tratar de abrir la defensa contraria y en el centro del campo los dirigidos por Joachim Löw hacían circular la pelota permanentemente, aunque a veces sin la suficiente profundidad.
La primera ocasión clara llegó en el minuto 19, con un remate de Jerome Boateng que se estrelló contra un poste. Más tarde, en el minuto 39, el madridista Sami Khedira estuvo cerca de abrir el marcador con un cabezazo ligeramente desviado tras un centro de Müller.
Un minuto después, el propio Khedira metió al área un buen pase a Mario Gómez, que abrió el marcador con un remate desde unos seis metros.
En el segundo tiempo, el partido se hizo un poco más abierto, Özil se 'enchufó' por momentos y Alemania tuvo más ocasiones claras. Israel, por su parte, llegó dos veces, con remates de media distancia de Natcho y de Vermouth,
Las ocasiones más claras para Alemania estuvieron en los pies de Podolski, con un remate en el minuto 63 a pase de Özil que se encontró con una buena parada del meta Harush, y de Müller, en el 76, que lo hizo todo bien salvó el remate desde unos seis metros que salió ligeramente desviado.
El segundo gol alemán lo marcó en el 82 André Schürrle con un remate de media distancia y el tercero estuvo a punto de llegar en el 87, cuando Harush paró un remate de cabeza a quemarropa de Miroslav Klose
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