El fútbol venezolano parece haber tomado un nuevo envión con el desempeño de su selección en la Copa América, tras su recorrido hasta las semifinales, y ahora mira con más confianza las eliminatorias para el Mundial de Brasil 2014.
Venezuela es el único país de Sudamérica que no ha estado nunca en una cita mundialista, pero con lo mostrado en la Copa América el panorama promete cambiar.
El conjunto de César Farías hizo lo que nunca logró un equipo venezolano en la Copa América, con una primera ronda que cosechó una victoria y dos empates, incluido el 0-0 contra Brasil. Además, derrotó a Chile 2-1 en cuartos y en la semifinal se despidió al caer 5-3 ante Paraguay en los tiros penales.
Para Farías, lo más sobresaliente del equipo ha sido el respeto que ahora infunde la Vinotinto, que además reunió multitudes para ver sus partidos en pantallas instaladas en plazas públicas. El miércoles, Caracas se vio repleta de hombres y mujeres con camisetas vinotinto y por la noche, a la hora del partido, las calles y avenidas estuvieron desiertas por el interés que despertó la transmisión del duelo.
Con los éxitos, el equipo ha construido una sólida afición que sigue sus partidos como nunca, anima los estadios, disfruta los triunfos y llora sus derrotas. Pero este ambiente favorable a Juan Arango y compañía no fue siempre así; en la época de las goleadas, de la llamada cenicienta, los venezolanos daban la espalda a su selección por sus amargas derrotas.
La historia cambió en 2001 de la mano de Richard Páez en la dirección técnica y ahora siguió con Farías, que recogió una cosecha de jugadores que ahora se destacan en ligas como la española y la alemana.
“Nosotros sembramos una semilla y hoy se está teniendo esta cosecha tan importante. Nos sentimos orgullosos. Hay partidos que uno hace todo para ganarlos, entrega su alma, pero a veces falta la suerte”, dijo Páez en relación con el partido del miércoles.
Agregó que Venezuela debe seguir en su proceso de crecimiento, con miras a las eliminatorias mundialistas que comienzan en octubre, pero sosteniendo que ser Vinotinto es jugar con irreverencia, es ganar.
"En la Copa América, Venezuela dio un paso importante en el proceso evolutivo. Hay que rescatar lo positivo. La gente tiene que mirar al pasado reciente, antes de 2001, cuando Venezuela era la cenicienta y parecía que no había manera de cambiar. Después de 2001 Venezuela se transformó y cambió para siempre", señaló.
"Este resultado en la Copa América nos da aval para creer que a la selección se le está respetando en el mundo", añadió. El presidente Hugo Chávez, aficionado al béisbol, se sumó a la pasión vinotinto, auspiciando al equipo y elogiando la ‘grandeza’ de sus jugadores.
Farías, aparte del apoyo de la Federación local y del Gobierno, cuenta con una camada de jugadores con experiencia y jóvenes que se están abriendo camino y son seguidos como ídolos en un país en al que por décadas su pasión principal fue el béisbol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario