En medio de un marco esplendoroso en el Estadio Azteca, la selección mexicana se coronó en la Copa del Mundo Sub-17 al derrotar por 2-0 al representativo de Uruguay, para dar al futbol mexicano el segundo título en esta categoría y los únicos en mundiales.
Goles del capitán Antonio Briseño, al minuto 31, y Giovani Casillas, al 92, fueron suficientes para la coronación en forma por demás espectacular, al ganar el Tricolor todos sus partidos de este certamen.
Los más de 100 mil espectadores, entre ellos el presidente Felipe Calderón, festejaron la coronación de los dirigidos por Raúl Gutiérrez, entre porras, cantos, coros y el himno de batalla, el Cielito Lindo.
La tradicional canción, que se ha vuelto obligada en todos los compromisos del Tri, entonada por más de cien mil gargantas, dio la bienvenida a los jugadores a la cancha, donde, de camino a la formación para la ceremonia protocolaria, acariciaron el trofeo, con el sueño de tenerlo al final en sus manos.
Ni duda cabía de la existencia del juego a presión de los celestes desde la salida de los mexicanos, que de inmediato se encontraron con acciones fuertes para ver cortados sus avances, principalmente por el centro y el lado derecho.
De a poco se hicieron los tricolores del balón, los contenciones empezaron a controlar su área, pero los de casa perdieron el esférico para que los charrúas desprendieran a velocidad con toque a la derecha a Elbio Álvarez, quien hizo disparo por abajo, pero por fuera de primer palo.
Al 28 llegó jugada excelsa por lado derecho de Marco Bueno, quien se llevó defensas y luego mandó diagonal retrasada al goleador Carlos Fierro, quien disparó por fuera de la base del poste izquierdo, para perdonar a los contrarios.
Nuevo tiro de esquina, ahora por el lado derecho, el balón fue rechazado, Kevin Escamilla lo volvió a meter al área hacia el lado derecho para Fierro, quien recentró de cabeza y el Pollo Briseño, por segundo palo, la empujó para inaugurar el marcador, al minuto 31.
La garra charrúa se prendió, se desató una intensa lucha, principalmente por el mediocampo, y luego de una serie de rebotes, Elbio Alvarez realizó escopetazo que se estampó en la base del poste izquierdo de un superado Richard Sánchez.
La serenidad llegó a los tricolores para tocar el esférico, lo que molestó a los charrúas, pero a la vez esa capacidad llevó a los locales a manifestarse un poco sobrados.
Prueba de esto último fue la actitud de Carlos Fierro en un avance por lado izquierdo, se sacudió un defensa y buscó en disparo el ángulo superior derecho, por donde salió la de gajos, en lugar de conseguir acompañamiento del grupo.
Luego de iniciado el segundo tiempo se escuchó el coro ¡Gómez, Gómez! con la exigencia al técnico de ver a Julio, el héroe en el encuentro semifinal, en la cancha, pero luego inventaron otro coro al despeje del arquero mexicano "fuaaa", en alusión al popular video que circula por Internet.
Marco Bueno se iba por izquierda, pero Gastón Silva lo paró con falta, José Tanquecito Tostado hizo el cobro en forma excelente y el guardameta sacó apenas por encima de su larguero, al minuto 57.
En el 62 se salvó el Tricolor gracias a un grave error de Guillermo Méndez, quien solo ante Sánchez estampó el esférico en el poste derecho y en seguida Carlos Guzmán salvó el arco para mantener la ventaja.
La bienvenida a Julio Gómez fue con el olé, olé, olé y una gran ovación al minuto 63, pero los uruguayos estaban a un gol de igualar y Richard Sánchez tuvo otra destacada reacción a un remate, sin tanta potencia, que le hizo a bocajarro el mismo Méndez, al minuto 72.
Con base en un mejor juego de conjunto y hasta técnica, los mexicanos ya no presionaron, se dedicaron a hacer tiempo, como en busca de dar el latigazo final.
Éste llegó en un letal contragolpe con pase un tanto cargado a la derecha de Marcelo Gracía a un solitario Casillas, quien hizo un espectacular disparo colocado para poner el broche de oro a la coronación.
Olé, olé, olé, campeón, empezaron a gritar las 104 mil 137 personas reunidas en las gradas, según el reporte oficial, y luego el estruendoso silbido para presionar al árbitro para pitar el final, el cual llegó entre la gran ovación y festejo.
Y entonces empezaron a llover toda clase de objetos que aventaron los eufóricos aficionados.
El árbitro noruego Svein Oddvar Moen condujo el encuentro sin problema, amonestó a Guillemro Méndez (17), Gastón Silva (57) y Jonathan Cubero (66), todos de Uruguay.
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