El colegiado que arbitró la final de la Copa del Mundo en Sudáfrica entre España y Holanda, Howard Webb, fue condecorado ayer por el príncipe Carlos de Gales con el título de Miembro del Imperio Británico (MBE) en el Palacio de Buckingham, honor que dedicó a todos los que han trabajado con él.
Webb aseguró que nunca se hubiera imaginado, cuando empezó a arbitrar, que “recibiría este honor” e hizo referencia a la presión a la que a veces se enfrenta.
“A menudo hacemos trabajo poco agradecido, semana tras semana. Al final, desarrollas una gruesa capa y tienes que tener mucha confianza en ti mismo”, explicó Webb, de 39 años, en su intervención en Buckingham.
Este árbitro británico mostró catorce tarjetas amarillas y una roja en Johannesburgo durante aquella controvertida final que dio a España el mayor triunfo futbolístico de su historia. “Yo estaba allí para hacer un trabajo y hacerlo de la mejor manera posible”, explicó Webb, de 39 años.
El Príncipe de Gales se refirió a aquel encuentro y reconoció que “no fue un partido fácil”.
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