Los moscovitas recibieron la noticia de la elección de Rusia como sede del Mundial de fútbol en 2018 a golpe de claxon, ya que la ciudad se encuentra una vez más paralizada en uno de sus legendarios atascos.
Sin nada mejor que hacer que esperar a que la caravana de automóviles avance por las obstruidas arterias de la ciudad, los conductores golpean, más que tocan, sus pitos repetidamente en señal de júbilo.
"Rusia, Rusia, Rusia", corean los conductores y algunos viandantes, mientras otros ondean la bandera tricolor rusa, que reemplazó en 1991 a la roja soviética.
Según la prensa digital, no se esperan grandes concentraciones de aficionados ni en la capital rusa, ni en otras ciudades de la parte europea de Rusia.
Una de las razones es la ola de frío polar que sacude estos días este país, donde los termómetros marcaron el miércoles por la mañana en Moscú los 24 grados bajo cero, temperatura inusualmente baja para esta época del año.
La víspera el partido de Liga Europa que enfrentó al Zenit y al Anderlecht belga en San Petersburgo se disputó bajo una temperatura que rondaba los 20 grados bajo cero.
No obstante, el Mundial se disputará en verano en la parte europea de Rusia, en la que en verano las temperaturas rondarán los 30 grados centígrados.
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