sábado, 30 de octubre de 2010

50 años de Maradona, el D10S argentino


La historia de Diego Armando Maradona es la historia del hombre que se hizo a sí mismo, pero también de quien se destruyó. A sus 50 años, el astro argentino sigue siendo “D10S” para algunos, y un diablo para otros.

EFE.- La sombra de Diego Armando Maradona es alargada, principalmente en Argentina, país en el que ha alcanzado la categoría de dios (allí existe una iglesia maradoniana) y en el que, aún hoy, añoran los tiempos en los que el “Pelusa” era el mejor futbolista del mundo y la argentina, la mejor selección mundial.

Los inicios del “Diego” no fueron fáciles. Nacido en el seno de una familia humilde, el 30 de octubre de 1961, pasaba horas jugando al fútbol, soñando con levantar la Copa del Mundo para su país. Tras jugar en Los Cebollitas (equipo de fútbol que gozaba de gran fama en todo Buenos Aires), Argentinos Juniors decidió incorporar a ese joven de 15 años en su disciplina. En este club, su ascenso fue meteórico, lo que propició que, el 20 de octubre de 1975, debutara en la Primera División argentina frente a Talleres de Córdoba, haciendo su primer gol.

Rápidamente se convirtió en una de las principales estrellas del campeonato doméstico, lo que provocó su fichaje por Boca Juniors, con el que debutó el 22 de febrero de 1981. Su fama siguió creciendo, lo que propició que varios clubes europeos se interesaran por él, pero sólo fue uno, el F.C. Barcelona de España, el que consiguió contratarlo y ver cómo un 5 de septiembre de 1982 un joven futbolista llamado a hacer grandes cosas en el mundo del fútbol debutaba con la camiseta azulgrana en competición oficial.

Según Maradona, “el Barcelona era un club de verdad. El mejor club del mundo, mejor incluso que la Juventus de Turín. Pero no me imaginaba que me iba a encontrar con un tarado como el presidente, José Luis Núñez”. Con estas declaraciones, el “Diez” ya dejaba entrever una fuerte personalidad que, en 1984, le hizo abandonar el F.C. Barcelona con destino a Nápoles.

La etapa napolitana fue, probablemente, la más convulsa que le tocó vivir al Maradona futbolista. En Nápoles nació su adicción a la cocaína, se casó con su novia de siempre, Claudia Villafañe, pero también fue protagonista de diversos escándalos sexuales, hasta tal punto que el “Diez” llegó a declarar que”para mí todas estas mujeres no tienen ninguna importancia, amo a Claudia y ella lo sabe”.

La llegada (deportiva) de el “Pelusa” a Nápoles, en septiembre de 1984, parecía ser el clavo ardiendo al que los aficionados del club se aferraban con todas sus fuerzas para poder plantar cara a los todopoderosos equipos del norte.

Durante su estancia en Nápoles, la expectativa que despertó Maradona fue tal que, años más tarde, declararía que “todos los días de la semana son horrorosos, menos los domingos, cuando salgo al campo y me divierto jugando, aunque luego las cosas no salgan bien”.

Durante su aventura napolitana llegó el Mundial de fútbol México 86. Cuatro años antes, en el Mundial de España de 1982, el fracaso con su selección fue tal que el “Diego” lo resumió con las siguientes palabras: “Llegamos a España con la idea de que ya habíamos ganado la Copa. Sólo que nos olvidamos un detalle: para ganar, primero hay que jugar”.

El Mundial de México 86 fue muy diferente ya que no sólo Argentina se alzó con el trofeo de campeón, sino que Maradona se encumbró como el mejor jugador de fútbol del mundo. En el recuerdo de ese campeonato quedan dos de sus goles más recordados, anotados en el partido que enfrentó a Argentina e Inglaterra: la “Mano de Dios” (convirtió un gol con la mano ante Inglaterra que subió al marcador) y el denominado como “Gol del Siglo” (empujó el balón a la red tras recorrer más de medio campo dejando atrás adversarios ingleses), que le valió el sobrenombre de “barrilete cósmico”, apodado así por Víctor Hugo Morales (comentarista de ese partido), que dejó para la historia una de las grandes frases futbolísticas de la historia: “Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés?”.

La adicción, su principal problema

Tras un nuevo Mundial de fútbol, esta vez celebrado en Italia en 1990, en el que la selección argentina capitaneada por el “Pelusa” quedó subcampeona, y la consecución de varios títulos con el Nápoles (Copa UEFA en 1989, Liga italiana en 1990 y Supercopa italiana en 1990), Maradona sufre el primero de los muchos reveses que su adicción a la cocaína le tenía reservado debido a su implicación con dirigentes de la Camorra italiana, y que, en palabras del “Diez”, “es la forma de desviar la atención de todo lo que está ocurriendo aquí en Nápoles. ¿Quién si no Diego Maradona?”.

Y es que, tras su positivo por cocaína en un control antidopaje con fecha de 17 de marzo de 1991, el “Diego” abandonó el club italiano con destino a Argentina, donde, un mes más tarde, el 26 de abril, fue detenido.

Este momento parecía ser el fin del astro argentino, pero “el barrilete cósmico” volvió para hacer lo que más le gustaba en este mundo: jugar al fútbol.

Tuvo una nueva oportunidad, esta vez en el Sevilla FC de la Liga española, pero no fraguó, lo que provocó su vuelta a Argentina. Ya en el país del tango, el “Diego” militó durante siete meses en la disciplina de Newell´s Old Boys (el mismo club en el que dio sus primeras patadas el barcelonista Leo Messi) hasta que decidió abandonar la disciplina del club.

El Mundial de 1994 de Estados Unidos (EEUU) marcó el definitivo final del Maradona jugador propiciado por la omnipresencia de la cara B de su personalidad, el adicto a las sustancias prohibidas, que, condenado por la AFA y por la FIFA, no volvió a pisar un terreno de juego como futbolista profesional hasta 1997, una vez más con Boca Juniors, en el que, un 25 de octubre de 1997, jugaba su último partido, un Superclásico (el cotejo que mide a los dos clubes argentinos más importantes), un Boca-River, un compromiso que cerró la trayectoria del, para muchos, mejor jugador de la historia.

El debate entre Pelé o Maradona como mejor futbolista de la historia ha sido tal que, en el año 2000, la FIFA premió a ambos como “Mejor Jugador del Siglo”, lo que reavivó una polémica ya existente entre ambos desde hacía tiempo, y que durante el Mundial de Sudáfrica de 2010 volvió a un primer plano con constantes cruces de declaraciones.

Como director técnico volvió a una copa del mundo

La evolución natural del futbolista suele situarse en los banquillos, hecho que, para Maradona, no fue una excepción, ya que el “Diez” llegó al banquillo de la selección albiceleste el 28 de octubre de 2008. Durante la fase de clasificación para el Mundial de Sudáfrica, la selección argentina estuvo a punto de no clasificarse para la etapa final, lo que produjo la aparición de diversas críticas no sólo a escala nacional sino también internacional, que ponían en duda la valía de el “Diego” como seleccionador.

La única respuesta a estas críticas por parte del “Pelusa” apareció en la rueda de prensa posterior al partido que había enfrentado a Argentina frente a Uruguay y que aseguraba la participación de la albiceleste en el Mundial de 2010. En esa rueda de prensa, el “Diego” dedicó unas palabras a los periodistas argentinos a los que instaba a “que la chupen, que la sigan chupando”, lo que le supuso una nueva sanción por parte de la FIFA a Maradona, esta vez de dos meses, lo que le permitió llegar al Mundial de Sudáfrica.

Ya en el Mundial africano, la presencia del “Diez” en el banquillo desató una gran expectativa e hizo correr ríos de tinta. Antes, incluso, del comienzo del campeonato, Pelé volvió a cargar contra el director técnico afirmando que “Maradona aceptó a la selección argentina porque necesitaba trabajo y dinero, pero la culpa no es suya, y sí de quien lo colocó en el cargo”. La eliminación de la selección de Argentina en los cuartos de final a manos de Alemania hizo que Maradona declarara: “A mis 50 años, esto es lo más duro que me tocó vivir. Estar al frente de tantos buenos jugadores, buenas personas, buenos profesionales, es una trompada de Mohammed Alí. No tengo fuerzas para nada”.

Resulta sorprendente que, a pesar de las múltiples ocasiones en las que su precario estado de salud llegó a poner en peligro la vida del “Pelusa”, la eliminación en el Mundial fuera, según sus palabras, “lo más duro que me tocó vivir”.

Esta eliminación de la selección argentina fue la muestra, para muchos, de que el “Diego” no era un buen entrenador. Por ejemplo, Alfredo di Stefano aseguró, tras la eliminación del combinado albiceleste, que Maradona es un “prepotente” y que la actuación de su selección en el campeonato había sido “mala”.

El dato

Diego Maradona jugó 91 partidos con la camiseta de la selección argentina. Marcó 34 goles. Su debut fue el 27 de febrero de 1977, en el triunfo 5-2 sobre Hungría en el estadio La Bombonera.

Una vida plagada de excesos

En los primeros años de este siglo, Maradona vivió un auténtico calvario debido al dañado estado de salud que, en ciertos momentos, llegó a presentar. Tanto sus episodios hospitalarios como sus visitas a clínicas de desintoxicación o a centros de adelgazamiento han sido un leitmotiv en su vida tras retirarse de los terrenos de juego en 1997, llegando a tal punto que, durante uno de sus ingresos hospitalarios acaecido en el año 2007, se rumorease con la posibilidad de que el “D10S” había muerto. Pocos días más tarde, el “Pelusa” abandonaba el hospital, acabando así con la rumorología extendida sobre su supuesta muerte.

Este supuesto fallecimiento del “Pelusa” no habría supuesto sólo una grave pérdida para el mundo del fútbol, sino, especialmente, la pérdida del mayor icono de la Argentina actual.

Su figura es capaz de arrastrar miles de seguidores incondicionales que, a pesar de sus continuas salidas de tono, defienden a su ídolo con el mayor de sus fervores.

Y es que es ilusionante creer que, a pesar de la existencia de un “Diego” jugador, un “Pelusa” entrenador y un “Maradona” fuera de los terrenos durante estos 50 años, el gran Víctor Hugo Morales siempre será capaz de emocionar a todos los amantes del fútbol con esa narración que comienza con el ya famoso “ahí la tiene Maradona, le marcan dos, pisa la pelota Maradona…”.



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