domingo, 27 de junio de 2010

La primera fase dejó fuera a varias estrellas


El Mundial de Sudáfrica ya ha despedido a la mitad de los equipos, por lo que algunas de las estrellas del fútbol que tenían esperanzas depositadas en el torneo como Samuel Eto,o, Didier Drogba, Frank Ribery y buena parte de los campeones italianos de hace cuatro años ya están en casa.

Se han ido varios jugadores de la misma forma en la que salieron del Mundial, por la puerta de atrás y tras una serie de actuaciones decepcionantes en lo particular, en lo colectivo y, en más de un caso, en ambos aspectos.

Alguno, como el francés Ribery o el camerunés Eto,o han vivido momentos de decepción en Sudáfrica tras haber estado muy bien en sus clubes en las campañas europeas que concluyeron en mayo. Otros, como los italianos, difícilmente encontrarán consuelo en sus éxitos en sus equipos con la debacle que ha vivido su selección.

Además, para veteranos como Gianluca Buffon, Gianluca Zambrotta, Gennaro Gattuso, Fabio Cannavaro o Andrea Pirlo, todos campeones en Alemania 2006, el trance ha sido especialmente delicado pues no había peor forma de despedirse del Mundial que ser últimos de grupo.

En la selección francesa no ha sido Ribery el peor parado, ya que su compañero Nicolas Anelka lo hizo en peores condiciones, expulsado antes de tiempo por insultar al seleccionador, Raymond Domenech.

Jugadores acostumbrados al éxito como el barcelonista Eric Abidal tampoco podrá presumir de este mundial, al igual que le ocurrirá al sevillista Sebastian Squillaci, que sólo jugó en el tercer y último encuentro.

Se estrellaron con sus selecciones

DROGBA Y CÍA. La lista de jugadores de primer nivel de Costa de Marfil, como Didie Drogba, cuenta con su compañero en el Chelsa, Salomón Kalou, los sevillisas Didier Zokora y Romaric y el barcelonista Yaya Touré.

GOLEADORES A CASA. Delanteros de la talla de los italianos Vincenzo Iaquinta, Antonio Di Natale, Alberto Gilardino o Fabio Quagliarella deberán ver lo que queda de torneo por la televisión, aunque es probable que no quieran ni enchufarla.

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