Corea del Norte puede sentirse en una ambivalencia curiosa que puede llegar a ser profética: es una de las selecciones que disputará el Mundial de Sudáfrica con menos crédito de las 32 participantes, la misma mirada despreciativa que sufrió antes de la Copa del Mundo de Inglaterra 1966, cuando conmovió al planeta.
Pasaron 44 años del derechazo cruzado de Park Du Ik que eliminó a Italia de la primera ronda del certamen inglés, del 3-0 parcial ante Portugal por cuartos de final, que terminó en un 5-3 para Eusebio y compañía pero que puso a los norcoreanos en el mapamundi del fútbol.
Fue un 'shock' gigantesco, pero terminó diluyéndose. A partir de ese suceso histórico, que el norcoreano medio no pudo ver por no haber existido transmisión de televisión para el país salvo para algunos diplomáticos o integrantes de la alta sociedad, los "Chollima" no estuvieron ni cerca de soñar con una nueva participación en la fase final de un Mundial.
Pero llegó la clasificación para Sudáfrica y Jordania, Mongolia, Turkmenistán, Arabia Saudí, Irán y Emiratos Árabes quedaron relegadas por un soberbio juego defensivo y un contragolpe letal. Sólo Corea del Sur pudo ser mejor en la clasificación.
La base de la hazaña, legitimada como tal por el propio país al haber entregado medallas de honor a los héroes que la consiguieron, estuvo en una defensa impenetrable. El amor por cuidar el arco propio está visto en su esquema, un férreo e inamovible 5-4-1. Los resultados son ilustrativos: cinco de sus 16 partidos terminaron 0-0 y cuatro de sus ocho victorias se saldaron con apenas un gol de diferencia.
No parece haber demasiada preocupación sobre su poderío en el seno de las selecciones de Brasil, Portugal y Costa de Marfil, rivales de Corea del Norte en el Grupo G. De hecho, tras su gira por Latinoamérica en marzo, el diario brasileño ”O Estado de Sao Paulo” opinó que el equipo norcoreano ”decepcionó” en su paso por el continente, mientras que el diario electrónico ”Gazeta Esportiva” anticipó que los asiáticos "no les causarán muchas dificultades al equipo de Dunga”.
Sin embargo, los jugadores tienen fe. "Todos nos califican como desamparados, pero estamos convencidos de mostrar al mundo lo poderoso que un desamparado puede probar ser", dijo en una entrevista con fifa.com Kim Kuk Jin, joven mediocampista de 21 años del FC Wil suizo, uno de los pocos jugadores que juega fuera del país.
Junto a él, comparten experiencias en el exterior el atacante y capitán Hong Yong Jo -en el Rostov ruso-, el mediocampista An Yong Hak -en el japonés Omiya Ardija- y el delantero Jong Tae Se -Kawasaki Frontale, de Japón-.
Ese convencimiento de poder hacer un gran Mundial parte de la confianza ciega en el entrenador, Kim Jong Hun, quien convirtió a un grupo que perdió todos sus encuentros de clasificación a Alemania 2006 en uno mundialista.
Su trabajo táctico es incansable y lo combina con un discurso que suele ser grandilocuente: ”Demostraremos que no vamos al Mundial a hacer bulto. Llegaremos con la seguridad de que somos capaces de competir con los mejores equipos del mundo”, aseguró hace unos meses en el ”Korea News Daily” Kim, que jugó diez años como zaguero en la selección.
Representantes de un país hermético y misterioso para el resto del mundo, los norcoreanos pelearán contra las sombras del descrédito para encender de nuevo la luz generada hace 44 años en Inglaterra 66.
Pasaron 44 años del derechazo cruzado de Park Du Ik que eliminó a Italia de la primera ronda del certamen inglés, del 3-0 parcial ante Portugal por cuartos de final, que terminó en un 5-3 para Eusebio y compañía pero que puso a los norcoreanos en el mapamundi del fútbol.
Fue un 'shock' gigantesco, pero terminó diluyéndose. A partir de ese suceso histórico, que el norcoreano medio no pudo ver por no haber existido transmisión de televisión para el país salvo para algunos diplomáticos o integrantes de la alta sociedad, los "Chollima" no estuvieron ni cerca de soñar con una nueva participación en la fase final de un Mundial.
Pero llegó la clasificación para Sudáfrica y Jordania, Mongolia, Turkmenistán, Arabia Saudí, Irán y Emiratos Árabes quedaron relegadas por un soberbio juego defensivo y un contragolpe letal. Sólo Corea del Sur pudo ser mejor en la clasificación.
La base de la hazaña, legitimada como tal por el propio país al haber entregado medallas de honor a los héroes que la consiguieron, estuvo en una defensa impenetrable. El amor por cuidar el arco propio está visto en su esquema, un férreo e inamovible 5-4-1. Los resultados son ilustrativos: cinco de sus 16 partidos terminaron 0-0 y cuatro de sus ocho victorias se saldaron con apenas un gol de diferencia.
No parece haber demasiada preocupación sobre su poderío en el seno de las selecciones de Brasil, Portugal y Costa de Marfil, rivales de Corea del Norte en el Grupo G. De hecho, tras su gira por Latinoamérica en marzo, el diario brasileño ”O Estado de Sao Paulo” opinó que el equipo norcoreano ”decepcionó” en su paso por el continente, mientras que el diario electrónico ”Gazeta Esportiva” anticipó que los asiáticos "no les causarán muchas dificultades al equipo de Dunga”.
Sin embargo, los jugadores tienen fe. "Todos nos califican como desamparados, pero estamos convencidos de mostrar al mundo lo poderoso que un desamparado puede probar ser", dijo en una entrevista con fifa.com Kim Kuk Jin, joven mediocampista de 21 años del FC Wil suizo, uno de los pocos jugadores que juega fuera del país.
Junto a él, comparten experiencias en el exterior el atacante y capitán Hong Yong Jo -en el Rostov ruso-, el mediocampista An Yong Hak -en el japonés Omiya Ardija- y el delantero Jong Tae Se -Kawasaki Frontale, de Japón-.
Ese convencimiento de poder hacer un gran Mundial parte de la confianza ciega en el entrenador, Kim Jong Hun, quien convirtió a un grupo que perdió todos sus encuentros de clasificación a Alemania 2006 en uno mundialista.
Su trabajo táctico es incansable y lo combina con un discurso que suele ser grandilocuente: ”Demostraremos que no vamos al Mundial a hacer bulto. Llegaremos con la seguridad de que somos capaces de competir con los mejores equipos del mundo”, aseguró hace unos meses en el ”Korea News Daily” Kim, que jugó diez años como zaguero en la selección.
Representantes de un país hermético y misterioso para el resto del mundo, los norcoreanos pelearán contra las sombras del descrédito para encender de nuevo la luz generada hace 44 años en Inglaterra 66.
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