Tras la frustración de Sudáfrica, los brasileños buscarán el título que en 1950 se esfumó.
Desde Argentina 1978 que un país de Sudamérica no organiza un Mundial. Ésta será también la segunda oportunidad en la que Brasil contará con el privilegio de recibir al acontecimiento deportivo más importante del mundo.
En 1950, el Scratch dejó pasar la oportunidad de consagrarse ante sus torcedores al caer por 2-1 ante Uruguay en el partido definitorio jugado en el estadio Maracaná de Río de Janeiro ante 200 mil almas, testigos de la gran hazaña que ese puñado de orientales logró bajo el mando de Obdulio Varela, capitán y recio volante central del elenco celeste.
La epopeya pasó a la historia como el “Maracanazo”.
Ocho años más tarde, Brasil se coronó en Suecia de la mano de Pelé —que a los 17 años irrumpió en la escena futbolística mundial— y luego conquistó otras cuatro copas del mundo. La espina de aquella derrota aún está clavada en la memoria de la torcida.
En 1950, el Scratch dejó pasar la oportunidad de consagrarse ante sus torcedores al caer por 2-1 ante Uruguay en el partido definitorio jugado en el estadio Maracaná de Río de Janeiro ante 200 mil almas, testigos de la gran hazaña que ese puñado de orientales logró bajo el mando de Obdulio Varela, capitán y recio volante central del elenco celeste.
La epopeya pasó a la historia como el “Maracanazo”.
Ocho años más tarde, Brasil se coronó en Suecia de la mano de Pelé —que a los 17 años irrumpió en la escena futbolística mundial— y luego conquistó otras cuatro copas del mundo. La espina de aquella derrota aún está clavada en la memoria de la torcida.
El Mundial de 2014 se presenta para Brasil como una chance de vengar esa afrenta y de conquistar el hexacampeonato, lo que le permitiría ratificar su liderazgo internacional en el mundo del fútbol. Será también la oportunidad de recomponer la relación del pueblo brasileño con su selección, un vínculo herido tras la eliminación sufrida por el equipo dirigido por Dunga en los cuartos de final de Sudáfrica 2010.
Con Dunga alejado del cargo tras la derrota ante el equipo naranja, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) analiza por estas horas la designación de un sucesor. Por ahora, Leonardo, ex jugador de la selección y del Milán de Italia, se perfila como el principal sucesor, unos escalones por encima de Luiz Felipe Scolari, técnico del Brasil campeón de Corea-Japón 2002 y actual DT del Palmeiras. La idea de Ricardo Teixeira, titular de la CBF, es que el nuevo entrenador esté en funciones el 8 de agosto, cuando Brasil se mida con Estados Unidos en Nueva York.
Teixeira parece estar interpretando el sentir de los torcedores, que reclaman un equipo más ofensivo que el dirigido por Dunga en la cita africana. El próximo entrenador tendrá la misión de potenciar a jugadores como Kaká, Robinho, Luiz Fabiano, Elano y Maicon en la estructura de un plantel que irá sumando nuevas figuras, infaltables en Brasil.
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