Los controles practicados por sorteo a ocho jugadores de cada uno de los 32 equipos participantes en el Mundial de Sudáfrica han arrojado resultado negativo, informó ayer la FIFA.
Dieciocho de los equipos recibieron la visita de los controladores antes de llegar a Sudáfrica y los otros 14 han sido examinados ya en territorio sudafricano.
La ausencia de positivos en controles de dopaje durante los mundiales de fútbol —el último, Maradona, data de 1994— obedece a que “no hay cultura de dopaje” en este deporte, a que se trata de una especialidad de equipo y al “miedo a la Policía”, según el presidente de la Comisión Médica de la FIFA, Michel D"Hooghe.
“Hacemos 40.000 controles al año y existe el efecto miedo a la Policía. Los jugadores saben que pueden ser controlados, pero además se trata de un deporte de equipo, están bajo el control de doctores profesionales, y, por último, no hay cultura del dopaje porque es un deporte no sólo físico, intervienen la técnica y la estrategia”, explicó.
D"Hooghe recordó que hay 260 millones de practicantes en el mundo. “No podemos decir que no hay dopaje en el fútbol, pero sí que no hay cultura del dopaje”.
El presidente de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), John Fahey, abundó en que la cantidad de controles de dopaje que se practican tiene un efecto disuasorio. “Hay controles más eficaces y funciona el miedo al Policía”.
Fahey subrayó el “espíritu de colaboración entre la FIFA y la AMA”, desmintiendo “los muchos cuentos que ha habido en el pasado sobre esta relación. La cooperación es total”.
El presidente de la Comisión Médica de la FIFA observó que la lucha contra el dopaje es muy cara (40.000 controles a mil dólares cada uno) y que en el futuro “tal vez habrá que mirar por la calidad en vez de por la cantidad”.
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