JOHANNESBURGO -- Argentina comenzó este sábado su actuación en el Mundial de Sudáfrica con una cómoda victoria ante Nigeria (1-0), un rival que obligó a lucirse poco al conjunto de Diego Maradona, que se conformó con un tanto logrado de cabeza por Gabriel Heinze y con las constantes llegadas de Lionel Messi que se estrelló una y otra vez contra el arquero nigeriano.
Más de media docena de ocasiones tuvo en sus botines el delantero del Barcelona, fuente constante de peligro pero negado de cara al gol, en ocasiones por los pocos centímetros que separan el tanto del fracaso y las más de las veces por el buen hacer de Enyeama.
A falta de suerte para el rosarino, la victoria se logró gracias a un potente cabezazo de Heinze en el minuto 6, que quedó sólo en el punto de penal nigeriano, luego de una gran cortina de Walter Samuel, en un tiro de esquina.
Argentina salió en tromba para demostrar la jerarquía que se le supone el equipo de Maradona, que alineó el once con el que viene trabajando desde su llegada a Sudáfrica, una apuesta muy ofensiva, con tres hombres en punta: Tévez, Messi e Higuaín.
La prueba no fue concluyente, porque Argentina tampoco necesitó elevar su nivel para ganar el encuentro. El cabezazo de Heinze culminó la fase de acoso argentina, que había contado con un par de aceleradas de Messi, la primera con disparo del propio rosarino y la segundo con centro a Higuaín. En ambos casos sin éxito.
Tras el tanto del defensor del Marsella, Argentina se limitó a controlar el encuentro, a tener el balón y a esperar a los momentos de lucidez de Messi.
Poco a poco perdió brillo y en la segunda mitad incluso dejó planear el fantasma del empate en alguna jugada que los nigerianos no supieron aprovechar. La entrada de Martins y Odewingie reactivó el juego ofensivo nigeriano, pero las águilas verdes demostraron que están muy lejos de la generación que en los años 90 hizo pensar que podían codearse con los mejores.
El aporte del técnico sueco Lars Lagerback no parece haber mejorado al equipo, sobre todo porque dejó en el banco de entrada a la estrella Obafemi Martins.
El partido no resolvió las dudas sobre Argentina, apenas sirvió para constatar que los jugadores sienten la camiseta, como no para de repetir Maradona, y que su implicación en el equipo es total.
Pero la escasa magnitud del rival no sirvió para comprobar si el heterodoxo esquema con el que saltó el equipo servirá cuando las cosas se pongan más complicadas.
Argentina tuvo el balón pero no supo qué hacer con él, más allá de los fogonazos de Messi y de las pelotas paradas, la única fuente de peligro.
El barcelonista de Rosario estuvo inspirado. Buscó contantemente el arco rival, regateó con habilidad a los defensores nigerianos y tuvo tiempo de colocar varios disparos que no se convirtieron en gol por la gran tarea del arquero Enyeama. Así lo hizo en tres ocasiones en el primer tiempo y en otras tantas en el segundo.
De sus pies salió la mayor parte del fútbol ofensivo de Argentina, tanto por sus penetraciones en el área, que acabaron casi siempre en disparos colocados e intervenciones espectaculares del arquero, como por los pases de gol a sus compañeros, en particular a un poco preciso Higuaín, que no estuvo acertado de cara a la meta.
Pero más allá del juego creado por el rosarino, Argentina se mostró poco eficiente, sin ideas, incapaz de superar la red tejida por los nigerianos y eso que se demostró que, a poco que se la empujara, la defensa nigeriana estaba lista para ser derribada.
Si Higuaín estuvo poco acertado, Di María anduvo desaparecido, mientras que Tevez sólo hizo notar su presencia de forma puntual. Lo mismo que Verón, que a sus 35 años no aportó un plus de experiencia al equipo. Más sereno estuvo Javier Mascherano.
Tampoco la defensa albiceleste pareció un muro infranqueable. Con poco entusiasmo y nada de orden los hombres de Lagerback la pusieron en apuros e hicieron aflorar un nerviosismo que no ofrece muchas garantías de cara a rivales de más entidad.
Sobre todo en el segundo tiempo, cuando los africanos se lanzaron en busca del empate y demostraron que Romero no está rodeado de una fortaleza infranqueable.
Jonás Gutiérrez, recolocado como lateral para dar más profundidad a la banda derecha, no rindió. El jugador del Newcastle se vio superado en alguna jugada y su aportación al ataque fue modesta.
Argentina puede regocijarse del resultado siempre y cuando sea consciente de que tiene que elevar su nivel para ganar el Mundial. Maradona reconoció la víspera que la albiceleste está sólo al 6,5 sobre diez. Ante Nigeria ganó tiempo para mejorar su nivel.
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