viernes, 18 de julio de 2014

Estadios, elefantes blancos en Brasil

Después que la Copa del Mundo empacó sus maletas y se fue de Brasil, cuatro estadios relucientes que costaron 1.600 millones de dólares y albergaron a cientos de miles de fanáticos quedarán en silencio mientras sus dueños buscan darles algún uso.

En la ciudad de Cuiabá, ubicada en el humedal más grande del mundo en el oeste del país, colombianos y chilenos llenaron a capacidad los 40.000 asientos de la Arena Pantanal durante el Mundial. El próximo partido importante en el estadio, que costó 260 millones de dólares, es el 20 de julio: Paysandú enfrenta a Cuiabá por el campeonato brasileño de tercera división. Los funcionarios locales esperan unos cuatro mil hinchas.

Otros tres estadios construidos para el Mundial tendrán destinos similares: el de la capital Brasilia, el de la ciudad amazónica de Manaos, y en Natal en la costa noreste.

Ninguna de esas ciudades tiene clubes grandes de fútbol, lo que significa que no habrá un arrendatario que llene las gradas y pague el mantenimiento y las utilidades.

Auditores del gobierno han dicho que el costo final del estadio de Brasilia será de 900 millones de dólares, lo que lo convierte en el estadio de fútbol más costoso del mundo después de Wembley en Londres.

Brasil no necesitaba 12 estadios para el Mundial. La FIFA pedía un mínimo de ocho, pero los organizadores locales decidieron construir cuatro adicionales, principalmente para satisfacer a políticos locales.

"Lo único peor que gastar un montón de dinero en un estadio, es gastar un montón de dinero en un estadio que nadie usa'', expresó Victor Matheson, profesor de economía del deporte de la universidad Holy Cross en Worcester, Massachusetts.

"Ningún economista de la academia diría que es una buena inversión gastar dinero en una instalación deportiva''.

Los cuatro estadios son instalaciones multiuso que pueden albergar eventos sociales, culturales y convenciones. Ya cuentan con portales de internet en los que se promocionan y buscan arrendadores.

Mauricio Guimaraes, que encabezó los proyectos del Mundial en Cuiabá, dijo que el estadio podría albergar ferias agrícolas, eventos de negocio y "podría servir como incentivo a los equipos de tercer y cuarta división de la zona para que busquen el ascenso''.

En Natal, el estadio albergó un partido de segunda división el martes pasado entre America y Bragantino, en el que no concurrieron más de 3.000 personas.

La situación es similar en Manaos y Brasilia.

José María Marín, presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, ha dicho que encontrar usos para las instalaciones después del campeonato "depende de la creatividad y la imaginación de los dueños y administradores de los estadios''.

La historia está repleta de elefantes blancos legados por mundiales y Juegos Olímpicos.

El estadio construido en Ciudad del Cabo por 600 millones para el Mundial de 2010 ha albergado apenas siete partidos de fútbol en cuatro años. En su momento era la postal clásica del primer Mundial en África, construido en la costa y al pie de la famosa Montaña de la Mesa. Las autoridades locales dicen que eventualmente generará dinero para cubrir su costo.

El panorama es incluso peor para el estadio construido en Polokwane, una ciudad que no tiene equipos ni forma de generar ingresos.

El símbolo de los Juegos Olímpicos de 2008 en Beijing, el estadio Nido de Pájaros, se ha convertido en lo que el alcalde de Río de Janeiro Eduardo Paes catalogó como ``un mausoleo al desperdicio de fondos públicos''.

"No tenemos mucha evidencia desde el punto de vista económico de que los países que albergan estos grandes eventos tengan legados importantes'', señaló Matheson. ``Quizás un estadio puede albergar un concierto de Beyonce o Mick Jagger.

Pero no hay muchas bandas que metan 50 mil personas en un lugar''.

Funcionarios brasileños del sector de turismo esperan que la Copa haya servido para impulsar esa industria. Un estudio reciente del Banco Mundial reveló que Brasil recibe apenas 5,7 millones de turistas extranjeros al año. En comparación, República Dominicana recibe 4,6 millones, y Francia recibe 83 millones de turistas al año.

Robert Baade, un economista de la universidad Lake Forest en Chicago, dijo que visitó Brasil habló con funcionarios del ministerio de deportes para advertirles sobre el peligro de gastar de más en los estadios. "Hay una idea de que estos estadios de alguna manera servirán para fomentar otros desarrollos económicos'', indicó. "Pero así no funciona esto. No es como construir un centro comercial, que está abierto de 9 a 9. Hay mucho tiempo en que está cerrado. Estamos hablando sobre un estadio que quizás se utilice ocasionalmente''.

Baade relató que hace poco visitó Barcelona, considerada como un ejemplo exitoso de renovación urbana por medio de una olimpiada, y fue a la parte de la ciudad donde está ubicado el estadio olímpico.

"Casi no hay actividad allí'', señaló. "Y Barcelona es considera como un gran éxito''.

Brasil gastó unos 4.000 millones de dólares (80% de eso en dinero público) para construir o renovar 12 estadios para el Mundial. La inversión total en el torneo de un mes fue de unos 11.500 millones.

Los estadios nuevos también hicieron que aumenten los precios de las entradas, lo que marginó a la clase obrera que usualmente acude a los partidos de fútbol de los clubes locales.

Sin embargo, también se espera que estas instalaciones sean más seguras para los aficionados.

"Natal y otras ciudades del norte han tenido una historia de violencia en los partidos'', comentó Luis Eduardo Pereira, vocero de los encargados del estadio de Natal. "Esperamos que un estadio más seguro incentive a las familias para venir a ver partidos de fútbol''.

Los partidos de la primera división de Brasil atraen, en promedio, menos fanáticos que la MLS de Estados Unidos.

Un estadio reciente reveló que el precio promedio de las entradas para el estadio Maracaná de Río, sede de la final del Mundial, aumentó unas 30 veces en los nueve últimos años.

Wolfgang Maennning, profesor de economía del deporte en la Universidad de Hamburgo, defendió la construcción de estadios, aunque dijo que la FIFA y el COI deben permitir que sean estructuras más pequeñas y temporales. Eso reduciría sus costos, sin afectar las transmisiones de televisión.

"Si construyes un aeropuerto nuevo, no lo vas a construir pensando sólo en la capacidad que tienes en ese momento'', señaló.

"Lo construirías pensando en 30 años de crecimiento. Por supuesto que los estadios ahora mismo son demasiado grandes''.

ESTADIO DE MANAOS

¿Convertido en cárcel ?

El Arena da Amazônia es un estadio de fútbol de la ciudad de Manaos, capital del estado de Amazonas, Brasil. Está situado en el barrio de Flores y fue construido en el mismo lugar que antes ocupaba el Estadio Vivaldão, para ser utilizado como una de las 12 sedes de la Copa Mundial, siendo inaugurado el 9 de marzo de 2014.

El estadio tiene capacidad para alrededor de 41.000 espectadores y cuenta con un restaurante, suites de lujo, plazas de aparcamiento subterráneo y la accesibilidad para las personas con necesidades especiales. También incluye un sistema de reciclaje de agua de lluvia en el lugar y las instalaciones de tratamiento de aguas residuales para reducir el consumo de agua y de ITS, está diseñado para hacer uso de la ventilación natural para reducir su consumo de energía.

El estadio costó 280 millones de dólares y su futuro es incierto, dado que Manaos, con 2,5 millones de habitantes, no tiene un equipo en la primera división del fútbol brasileño.

La justicia de Amazonas sugirió al gobierno estatal convertir el estadio en un centro de reclusión temporario, ya que el actual está desbordado con detenidos. "No veo otro lugar mejor, así sea temporal, para recibir a los detenidos de Manaos. Hasta que el estado resuelva el problema", dijo Sabino Marques, presidente del grupo de seguimiento de prisiones de Amazonas

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