Un estudio del Instituto Federal de Ciencias Deportivas (BISp) alemán ha reavivado una hipótesis, que circula desde hace décadas, según la cual algunos jugadores de la selección alemana que se coronó campeona del mundo en 1954 pudo haber consumido sustancias dopantes.
La base de las sospechas iniciales estuvo en el trabajo médico del equipo alemán, muchos de cuyos jugadores recibieron inyecciones antes de partidos claves.
El médico del equipo alemán de 1954, Loogen, aseguró en diversas ocasiones que lo que le había inyectado a los jugadores había sido vitamina C.
Parte del estudio, realizada por Erik Eggers de la Universidad Humboldt de Berlín, sostiene que hay indicios que apuntan a que algunos jugadores de aquel equipo, aunque no todos, recibieron metanfetamina pervitina.
Las bases del uso de ese estimulante para el deporte se habían sentado en los años 30 y 40, en investigaciones sobre su empleo para mejorar el rendimiento de los soldados alemanes durante la II Guerra Mundial.
El estudio sostiene que en la República Federal de Alemania la investigación sobre anfetaminas se continuó sin interrupción después del final de la guerra.
El BISp está investigando, en cooperación con la Confederación del Deporte Olímpico Alemán (DOSB) y las universidades de Münster y Berlín, la historia del dopaje en el este y el oeste de Alemania a partir de 1950.
Las partes del estudio que ya se han dado a conocer se limitan al dopaje en el oeste y todavía no se ha entrado en el capítulo de la extinta República Democrática Alemana.
En Alemania, se ha criticado duramente que se presenten a la opinión pública los primeros resultados de un proyecto de investigación que hasta ahora está empezando y que deberá proseguir durante los próximos tres años.
Curiosamente, parte de las investigaciones sobre anfetaminas en los años cincuenta se realizaron justamente en la Universidad de Friburgo, cuyo Instituto de Medicina Deportiva se haría tristemente célebre muchos años después por su implicación en el dopaje sistemático del equipo ciclista Telekom.
La base de las sospechas iniciales estuvo en el trabajo médico del equipo alemán, muchos de cuyos jugadores recibieron inyecciones antes de partidos claves.
El médico del equipo alemán de 1954, Loogen, aseguró en diversas ocasiones que lo que le había inyectado a los jugadores había sido vitamina C.
Parte del estudio, realizada por Erik Eggers de la Universidad Humboldt de Berlín, sostiene que hay indicios que apuntan a que algunos jugadores de aquel equipo, aunque no todos, recibieron metanfetamina pervitina.
Las bases del uso de ese estimulante para el deporte se habían sentado en los años 30 y 40, en investigaciones sobre su empleo para mejorar el rendimiento de los soldados alemanes durante la II Guerra Mundial.
El estudio sostiene que en la República Federal de Alemania la investigación sobre anfetaminas se continuó sin interrupción después del final de la guerra.
El BISp está investigando, en cooperación con la Confederación del Deporte Olímpico Alemán (DOSB) y las universidades de Münster y Berlín, la historia del dopaje en el este y el oeste de Alemania a partir de 1950.
Las partes del estudio que ya se han dado a conocer se limitan al dopaje en el oeste y todavía no se ha entrado en el capítulo de la extinta República Democrática Alemana.
En Alemania, se ha criticado duramente que se presenten a la opinión pública los primeros resultados de un proyecto de investigación que hasta ahora está empezando y que deberá proseguir durante los próximos tres años.
Curiosamente, parte de las investigaciones sobre anfetaminas en los años cincuenta se realizaron justamente en la Universidad de Friburgo, cuyo Instituto de Medicina Deportiva se haría tristemente célebre muchos años después por su implicación en el dopaje sistemático del equipo ciclista Telekom.
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