sábado, 10 de julio de 2010

Biografía no autorizada del pulpo Paul

El vidente más agudo del Mundial nunca tuvo experiencias sexuales. Pesa 700 gramos, tiene dos años y medio y nueve cerebros, pero sólo le quedan seis meses de vida para tener un descendiente directo que continúe su estirpe


El pulpo Paul ha arrebatado el protagonismo en esta última fase del Mundial 2010 a las vuvuzelas como símbolo armónico, silencioso e individual, alternativa al estruendo de las trompetas multicolor, pese a que al parecer le quedan dos años de vida y que hasta ahora no disfrutó de vida sexual.

El multitalentoso pulpo del acuario de Oberhausen es la estrella mediática por excelencia con su hasta ahora inmaculado cómputo de aciertos en este Mundial: seis, a la espera de lo que ocurra en sus dos últimos partidos, Alemania-Uruguay, más la final España-Holanda.

Serán sus dos últimas ocasiones de consolidarse -o no- como oráculo infalible, puesto que como ejemplar de cefalópodo de dos años y medio su esperanza de vida -tres años, según el popular Bild- no alcanzará para verlo actuar en el torneo en Brasil.

Acabe o no prematuramente en una sartén o secuestrado, como se aventuró visto la altísima proporción de descontentos con su talento -las aficiones desengañadas por su pronóstico-, no estará de servicio en 2014, salvo que burle a la naturaleza.

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