a continuada irrupción de estrellas en las principales ligas del fútbol europeo y el hecho de acoger, por primera vez en la historia, un campeonato del mundo no han supuesto el despegue esperado de las selecciones africanas en un gran evento y, a excepción de Ghana, han cumplido en Sudáfrica un papel decepcionante, una promesa sin cumplir.
Ghana sobrevive al hundimiento africano en el Mundial 2010, que ha disfrutado del mayor número de representantes de este continente en todas las ediciones del torneo.
Seis selecciones de África se pusieron en marcha el pasado 11 de junio. Sólo el cuadro ghanés dirigido por el serbio Milovan Rajevac, que disfruta de la mejor generación de jugadores del país, está a la altura de las expectativas. Pendiente de hacer historia, si supera en los cuartos de final a Uruguay. De darse el caso, sería la primera vez que un conjunto africano se incrustaría entre las cuatro mejores selecciones del mundo. Los cuartos son el tope del fútbol de África hasta el momento.
Alcanzados primero por el Camerún del legendario Roger Milla, en Italia 1990. Pero perdieron ante Inglaterra por 3-2. Más recientemente, en Corea Japón 2002, fue Senegal la que se adentró entre las ocho mejores del mundo. Sobresalía Hadji Diouf. Cayeron ante Turquía por 1-0 y echaron por tierra una ocasión inigualable de hacer historia.
Ghana ha logrado ya su mejor papel en un Mundial. Amenazó en la pasada edición, en Alemania 2006. Ya fue el equipo africano que más avanzó en el torneo. Pero llegó hasta octavos, donde fue despachada por Brasil, que ganó 3-0.
El cuadro de Rajevac rentabiliza una de las grandes generaciones de su historia. Desprovista de su referente, el futbolista Michael Essien, centrocampista del Chelsea, víctima de una lesión de rodilla, está amparado por su conjunto, en contra del resto de combinados del continente, demasiado a expensas de las individualidades.
Ghana salió vivo del grupo D del torneo, que compartió con Alemania, Australia y Serbia. La victoria ante el conjunto balcánico de Radomir Antic en la primera jornada allanó su tránsito, que dejó encarrilado con el empate ante el bloque oceánico. Aunque perdió frente Alemania en el tercer partido, al que nunca volvió la cara, la derrota serbia con Australia selló su progresión.
Creció el equipo africano en los octavos de final, en los que dejó en evidencia a Estados Unidos, a la que superó por 2-1 gracias al tanto del atacante del Rennes francés Asamoah Gyan en la prórroga. Ahora espera a Uruguay, para disparar la proyección del fútbol de África en el Mundial.
El resto no ha cubierto, siquiera, las expectativas de un fútbol cuyos integrantes animan cada semana, con sus clubes, el principal concierto internacional. Ni Argelia, Nigeria, Camerún, Sudáfrica o Costa de Marfil fueron capaces de superar la primera fase. Quedaron en el corte.
Ghana sobrevive al hundimiento africano en el Mundial 2010, que ha disfrutado del mayor número de representantes de este continente en todas las ediciones del torneo.
Seis selecciones de África se pusieron en marcha el pasado 11 de junio. Sólo el cuadro ghanés dirigido por el serbio Milovan Rajevac, que disfruta de la mejor generación de jugadores del país, está a la altura de las expectativas. Pendiente de hacer historia, si supera en los cuartos de final a Uruguay. De darse el caso, sería la primera vez que un conjunto africano se incrustaría entre las cuatro mejores selecciones del mundo. Los cuartos son el tope del fútbol de África hasta el momento.
Alcanzados primero por el Camerún del legendario Roger Milla, en Italia 1990. Pero perdieron ante Inglaterra por 3-2. Más recientemente, en Corea Japón 2002, fue Senegal la que se adentró entre las ocho mejores del mundo. Sobresalía Hadji Diouf. Cayeron ante Turquía por 1-0 y echaron por tierra una ocasión inigualable de hacer historia.
Ghana ha logrado ya su mejor papel en un Mundial. Amenazó en la pasada edición, en Alemania 2006. Ya fue el equipo africano que más avanzó en el torneo. Pero llegó hasta octavos, donde fue despachada por Brasil, que ganó 3-0.
El cuadro de Rajevac rentabiliza una de las grandes generaciones de su historia. Desprovista de su referente, el futbolista Michael Essien, centrocampista del Chelsea, víctima de una lesión de rodilla, está amparado por su conjunto, en contra del resto de combinados del continente, demasiado a expensas de las individualidades.
Ghana salió vivo del grupo D del torneo, que compartió con Alemania, Australia y Serbia. La victoria ante el conjunto balcánico de Radomir Antic en la primera jornada allanó su tránsito, que dejó encarrilado con el empate ante el bloque oceánico. Aunque perdió frente Alemania en el tercer partido, al que nunca volvió la cara, la derrota serbia con Australia selló su progresión.
Creció el equipo africano en los octavos de final, en los que dejó en evidencia a Estados Unidos, a la que superó por 2-1 gracias al tanto del atacante del Rennes francés Asamoah Gyan en la prórroga. Ahora espera a Uruguay, para disparar la proyección del fútbol de África en el Mundial.
El resto no ha cubierto, siquiera, las expectativas de un fútbol cuyos integrantes animan cada semana, con sus clubes, el principal concierto internacional. Ni Argelia, Nigeria, Camerún, Sudáfrica o Costa de Marfil fueron capaces de superar la primera fase. Quedaron en el corte.
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