PRETORIA /Reuters - Sudáfrica está preparada para enfrentar cualquier eventualidad durante la Copa del Mundo de fútbol que arranca esta semana en el país africano, aseguraron ayer lunes autoridades, ante rumores de posibles ataques terroristas y la amenaza que plantean las hinchadas violentas.
Cuando faltan tres días para que por primera vez en la historia se celebre un mundial en Africa, el Gobierno del presidente Jacob Zuma y el comité de seguridad internacional de la FIFA han desplegado un amplio operativo que involucra a todos los cuerpos de seguridad nacional y a la Interpol.
“Las fronteras por aire, tierra y mar, todo está listo, están bien protegidas. Estamos preparados”, dijo a Reuters el coronel Hangwani Mulaudzi, portavoz de la policía nacional, en la capital sudafricana.
La seguridad en Sudáfrica, donde están algunas de las ciudades más peligrosas del planeta, ha sido puesta en duda desde que el país fue escogido hace seis años como sede del torneo más prestigioso del fútbol internacional, debido a sus alarmantes tasa de homicidios, robos y violaciones.
Sin embargo, el Gobierno y la FIFA se muestran confiados en que el mundial será un éxito deportivo y de organización.
Unos 44.000 policías vigilarán y protegerán los escenarios y demás instalaciones del del torneo, al que se espera que acudan unos de 350.000 extranjeros, muchos menos de los previstos inicialmente debido a los avisos de seguridad sobre riesgos de viajar al país emitidos por varios gobiernos.
Además, el Ejecutivo ha invertido 174 millones de dólares para preparar sus cuerpos policiales, que fueron entrenados por fuerzas de otros países expertas en manejar este tipo de situaciones, y cada una de las selecciones clasificadas enviará al menos dos agentes para reforzar la seguridad.
Por las calles de Johannesburgo y Pretoria se pueden ver decenas de autos de policía y agentes montados a caballo, mientras nutridos cuerpos de seguridad, incluyendo fuerzas especiales fuertemente armadas y perros antiexplosivos, vigilan las sedes de entrenamiento de los equipos.
“Hemos estado preparados desde hace tiempo y estamos más que convencidos de que lo haremos como se espera. La Interpol también traerá su propia gente, que tendrá acceso a sus sistemas, por lo que la seguridad externa también está lista”, agregó Mulaudzi, tranquilo y sonriente.
Amenaza externa, peligro interno
Sudáfrica y grupos de expertos han negado recurrentes informes sobre la posibilidad de un ataque terrorista durante la Copa, que se celebrará desde el 11 de junio al 11 de julio.
Las alarmas se dispararon en mayo, cuando un supuesto militante de Al Qaeda arrestado en Irak aseguró que la red islamista radical planeaba atacar durante el mundial, pese a que la amenaza fue minimizada por autoridades de ese país.
Reportes de prensa incluso señalaron que el comité de contraterrorismo del Congreso estadounidense sostuvo una reunión con una fundación dedicada a investigar actividades terroristas que aseguró que existía una alta probabilidad de ataques aleatorios y simultáneos durante el mundial.
“Tenemos nuestros servicios de inteligencia trabajando sobre el terreno, trabajando. Ha habido rumores de ataques terroristas, también ha habido rumores de trata de personas. Pero hasta el momento no hemos recibido ninguna alerta oficial”, aseguró el portavoz policial sudafricano.
Más allá de las amenazas externas, quizá algo que preocupa tanto o más a organizadores y visitantes es la seguridad personal en un país donde el año pasado se cometieron más de 18.000 asesinatos, unos 50 por día, la misma tasa que en Estados Unidos pero con seis veces menos habitantes.
Además, hinchas violentos, como algunas facciones de las aficiones inglesa, argentina y holandesa, podrían empañar la imagen del mundial sudafricano.
Como Sudáfrica no es un país habituado a violencia ligada al deporte, policías especiales de otras naciones han dado instrucción y entrenamiento a los oficiales locales en caso de que se desaten riñas entre aficiones.
Algunos equipos considerados de alto nivel de riesgo, como Estados Unidos, están trabajando con las autoridades locales para reforzar la seguridad de sus jugadores.
En el entrenamiento de la selección norteamericana la semana pasada, los miembros de la prensa y sus equipos eran rigurosamente chequeados por los guardias de seguridad y perros policía al llegar al estadio, mientras se podían ver decenas de oficiales vigilando las inmediaciones del campo.
“Nosotros asumimos toda la logística para asegurar la seguridad y para que así los jugadores puedan concentrarse en la única razón por la que están aquí, jugar los partidos”, dijo Neil Buethe, portavoz del equipo estadounidense.
Cuando faltan tres días para que por primera vez en la historia se celebre un mundial en Africa, el Gobierno del presidente Jacob Zuma y el comité de seguridad internacional de la FIFA han desplegado un amplio operativo que involucra a todos los cuerpos de seguridad nacional y a la Interpol.
“Las fronteras por aire, tierra y mar, todo está listo, están bien protegidas. Estamos preparados”, dijo a Reuters el coronel Hangwani Mulaudzi, portavoz de la policía nacional, en la capital sudafricana.
La seguridad en Sudáfrica, donde están algunas de las ciudades más peligrosas del planeta, ha sido puesta en duda desde que el país fue escogido hace seis años como sede del torneo más prestigioso del fútbol internacional, debido a sus alarmantes tasa de homicidios, robos y violaciones.
Sin embargo, el Gobierno y la FIFA se muestran confiados en que el mundial será un éxito deportivo y de organización.
Unos 44.000 policías vigilarán y protegerán los escenarios y demás instalaciones del del torneo, al que se espera que acudan unos de 350.000 extranjeros, muchos menos de los previstos inicialmente debido a los avisos de seguridad sobre riesgos de viajar al país emitidos por varios gobiernos.
Además, el Ejecutivo ha invertido 174 millones de dólares para preparar sus cuerpos policiales, que fueron entrenados por fuerzas de otros países expertas en manejar este tipo de situaciones, y cada una de las selecciones clasificadas enviará al menos dos agentes para reforzar la seguridad.
Por las calles de Johannesburgo y Pretoria se pueden ver decenas de autos de policía y agentes montados a caballo, mientras nutridos cuerpos de seguridad, incluyendo fuerzas especiales fuertemente armadas y perros antiexplosivos, vigilan las sedes de entrenamiento de los equipos.
“Hemos estado preparados desde hace tiempo y estamos más que convencidos de que lo haremos como se espera. La Interpol también traerá su propia gente, que tendrá acceso a sus sistemas, por lo que la seguridad externa también está lista”, agregó Mulaudzi, tranquilo y sonriente.
Amenaza externa, peligro interno
Sudáfrica y grupos de expertos han negado recurrentes informes sobre la posibilidad de un ataque terrorista durante la Copa, que se celebrará desde el 11 de junio al 11 de julio.
Las alarmas se dispararon en mayo, cuando un supuesto militante de Al Qaeda arrestado en Irak aseguró que la red islamista radical planeaba atacar durante el mundial, pese a que la amenaza fue minimizada por autoridades de ese país.
Reportes de prensa incluso señalaron que el comité de contraterrorismo del Congreso estadounidense sostuvo una reunión con una fundación dedicada a investigar actividades terroristas que aseguró que existía una alta probabilidad de ataques aleatorios y simultáneos durante el mundial.
“Tenemos nuestros servicios de inteligencia trabajando sobre el terreno, trabajando. Ha habido rumores de ataques terroristas, también ha habido rumores de trata de personas. Pero hasta el momento no hemos recibido ninguna alerta oficial”, aseguró el portavoz policial sudafricano.
Más allá de las amenazas externas, quizá algo que preocupa tanto o más a organizadores y visitantes es la seguridad personal en un país donde el año pasado se cometieron más de 18.000 asesinatos, unos 50 por día, la misma tasa que en Estados Unidos pero con seis veces menos habitantes.
Además, hinchas violentos, como algunas facciones de las aficiones inglesa, argentina y holandesa, podrían empañar la imagen del mundial sudafricano.
Como Sudáfrica no es un país habituado a violencia ligada al deporte, policías especiales de otras naciones han dado instrucción y entrenamiento a los oficiales locales en caso de que se desaten riñas entre aficiones.
Algunos equipos considerados de alto nivel de riesgo, como Estados Unidos, están trabajando con las autoridades locales para reforzar la seguridad de sus jugadores.
En el entrenamiento de la selección norteamericana la semana pasada, los miembros de la prensa y sus equipos eran rigurosamente chequeados por los guardias de seguridad y perros policía al llegar al estadio, mientras se podían ver decenas de oficiales vigilando las inmediaciones del campo.
“Nosotros asumimos toda la logística para asegurar la seguridad y para que así los jugadores puedan concentrarse en la única razón por la que están aquí, jugar los partidos”, dijo Neil Buethe, portavoz del equipo estadounidense.
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