No todos disfrutan de la Copa del Mundo. Es que pese a las bajas temperaturas que se registran en Sudáfrica, tienen que levantarse temprano en procura de buscar el sustento. La otra cara del Mundial se refleja claramente saliendo de Johannesburgo, en las afueras o en la ruta a ciudades como Rustemburgo, Pretoria o Polokwane. Existen barrios, como el Beverly Hills o Alexandra, donde la pobreza golpea y donde además del frío viento, hay un desolador pastizal amarillento que se quema, pese a las prohibiciones del estado.
Se ven a niños y hombres en medio de esa quemazón trabajando la tierra en procura de preparar el terreno. Además, casi siempre visten de short y un chulo. Pocos son los que lucen camisas mangas largas que se los distingue a lo lejos. Las casas no tienen las comodidades del centro (hechas de una especie de adobe techadas con calaminas) y el transporte público se realiza en minibuses en no muy buen estado y casi siempre llenos. En Soweto, el barrio más pobre de Johannesburgo, por ejemplo, se ven a cada minuto estos motorizados.
Las casas tienen techo de calamina, algunos trozos de madera y en ocasiones hasta protegidas con hule. Nada que ver con el centro de la ciudad, rodeado de inmensos edificios, puentes por donde circulan a cada minuto cientos de movilidades, y parques para visitar. Allí el Mundial no existe, porque las miradas penetran apenas se circula por el lugar. A las 19:00 las calles de la ciudad prácticamente lucen vacías y si uno camina muy tarde corre serio riesgo. Es que en los barrios también se percibe el peligro. Las ventas de abarrotes cierran a las 18:00 y en este último tiempo los bancos han reforzado su seguridad por los asaltos.
En estos barrios pobres, donde incluso no hay agua potable, la gente vive de la venta de verduras, del trabajo en los pequeños mercados y algunos hasta de la limosna. Quienes nos acompañan recomiendan no bajar del vehículo porque los ‘turistas’ están siempre en la mira. Los más pequeños se ganan la vida cantando por unas monedas y los jóvenes, de entre 15 y 17 años, están pendiente para robar al paso. En las afueras de la ciudad se ve la otra África, donde se convive con la basura, o esa golpeada por la hambruna, el sida y la delincuencia.
Cortitas
Hay temores de que la población se reduzca
Sudáfrica tiene una población cerca a los 47 millones de habitantes y algunos estudios estiman que en 50 años la población se podría reducir a 30, por la gran cantidad de muertes que se registra a causa del sida.
A ellas no les interesa para nada el fútbol
Lo que buscan es clientela. En Sandton, una de las zonas más seguras de Johannesburgo, una gran cantidad de prostitutas ronda cada noche en procura de clientes. El oficio es ilegal en Sudáfrica, pero no existe control. Por temor al sida, son pocos los turistas que buscan ese servicio.
Para colmo, les ha ido mal con la comida
Mucha gente apostó a los Fan Fest como una oportunidad de generar ingresos. Sin embargo, y luego de la eliminación de Sudáfrica, poca gente ha asistido a estos lugares. Hubo noches que las venteras se quedaron con su comida. Además las señoras tienen que hacer malabares para retornar a sus casas ya que un taxi por kilómetro cobra 15 rand.
Se habla de 100 millones de dólares en inversión
Jacob Zuma, el presidente de Sudáfrica, no la ha tenido fácil en este último tiempo, ya que sus críticos le han apuntado los $us 100 millones de inversión en estadios. Dicen que el dinero se pudo destinar a los pobres.
Se ven a niños y hombres en medio de esa quemazón trabajando la tierra en procura de preparar el terreno. Además, casi siempre visten de short y un chulo. Pocos son los que lucen camisas mangas largas que se los distingue a lo lejos. Las casas no tienen las comodidades del centro (hechas de una especie de adobe techadas con calaminas) y el transporte público se realiza en minibuses en no muy buen estado y casi siempre llenos. En Soweto, el barrio más pobre de Johannesburgo, por ejemplo, se ven a cada minuto estos motorizados.
Las casas tienen techo de calamina, algunos trozos de madera y en ocasiones hasta protegidas con hule. Nada que ver con el centro de la ciudad, rodeado de inmensos edificios, puentes por donde circulan a cada minuto cientos de movilidades, y parques para visitar. Allí el Mundial no existe, porque las miradas penetran apenas se circula por el lugar. A las 19:00 las calles de la ciudad prácticamente lucen vacías y si uno camina muy tarde corre serio riesgo. Es que en los barrios también se percibe el peligro. Las ventas de abarrotes cierran a las 18:00 y en este último tiempo los bancos han reforzado su seguridad por los asaltos.
En estos barrios pobres, donde incluso no hay agua potable, la gente vive de la venta de verduras, del trabajo en los pequeños mercados y algunos hasta de la limosna. Quienes nos acompañan recomiendan no bajar del vehículo porque los ‘turistas’ están siempre en la mira. Los más pequeños se ganan la vida cantando por unas monedas y los jóvenes, de entre 15 y 17 años, están pendiente para robar al paso. En las afueras de la ciudad se ve la otra África, donde se convive con la basura, o esa golpeada por la hambruna, el sida y la delincuencia.
Cortitas
Hay temores de que la población se reduzca
Sudáfrica tiene una población cerca a los 47 millones de habitantes y algunos estudios estiman que en 50 años la población se podría reducir a 30, por la gran cantidad de muertes que se registra a causa del sida.
A ellas no les interesa para nada el fútbol
Lo que buscan es clientela. En Sandton, una de las zonas más seguras de Johannesburgo, una gran cantidad de prostitutas ronda cada noche en procura de clientes. El oficio es ilegal en Sudáfrica, pero no existe control. Por temor al sida, son pocos los turistas que buscan ese servicio.
Para colmo, les ha ido mal con la comida
Mucha gente apostó a los Fan Fest como una oportunidad de generar ingresos. Sin embargo, y luego de la eliminación de Sudáfrica, poca gente ha asistido a estos lugares. Hubo noches que las venteras se quedaron con su comida. Además las señoras tienen que hacer malabares para retornar a sus casas ya que un taxi por kilómetro cobra 15 rand.
Se habla de 100 millones de dólares en inversión
Jacob Zuma, el presidente de Sudáfrica, no la ha tenido fácil en este último tiempo, ya que sus críticos le han apuntado los $us 100 millones de inversión en estadios. Dicen que el dinero se pudo destinar a los pobres.
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