Huevos revueltos, carne, ensaladas y otras delicias culinarias servidas en bandeja al típico estilo hotelero. Los agasajados son un grupo de hinchas violentos de Argentina que se hospedan una escuela pública convertida en su propio búnker durante el Mundial de Sudáfrica.
Los "barras bravas" (hinchas violentos) prometieron portarse bien, pintar la escuela y hacer otros trabajos comunitarios, en demostración de que llegaron a Pretoria en son de paz y sólo para alentar a la selección Argentina concentrada en la misma ciudad durante la Copa del Mundo.
"Estamos atendidos como reyes", dijo uno de esos hinchas enfundado en una camiseta del club Platense en la escuela pública Christian Progressive College, en el corazón de Pretoria, sobre una popular avenida en la que menudean vendedores de frutas con sus puestos callejeros.
Cuando ese hincha iba a seguir hablando, otro lo interrumpió.
"Fuera, fuera, no queremos hablar de nada".
Ambos barras bravas, quienes ocupaban una mesa en el centro de un salón junto con otra decena de hinchas, rehusaron dar su nombre a los medios.
Ni siquiera sus apodos.
El ambiente se fue haciendo cada vez más tenso, hasta que apareció Masego, cocinera y camarera a la vez que se identificó sólo por su nombre, acunando una bandeja como si fuese un bebé, con pollo, frutas y algo de patatas.
"Son todos buenos y educados", dijo Masego, de 28 años, con su pelo negro ensortijado y una sonrisa que dejaba lucir sus dientes blancos. "Comen, ven televisión, cantan, se divierten, hacen una vida normal".
En total, viven por ahora unos 60 hinchas en esa escuela de dos pisos y se espera que en los próximos días esa cifra trepe a más del doble.
Esos barras bravas forman parte de la denominada Hinchadas Unidas Argentinas (HUA), 10 de cuyos integrantes fueron retenidos el domingo al llegar a Johannesburgo y deportados ayer, y cuyo líder Marcelo Mallo aterrizaría el jueves en Sudáfrica.
Mallo no es barra brava y sus aspiraciones son crecer en la política de la mano de ellos, según dijo en una reciente entrevista a la AP en Buenos Aires.
Su objetivo sería utilizarlos como "conductores sociales" y hasta fiscales en las próximas elecciones presidenciales del 2011, en la que apoyaría la reelección del ex mandatario Néstor Kirchner.
Entre los deportados se encuentran el líder de la barra brava de Rosario Central, Andrés "Pillín" Bracamonte, quien viajó Sudáfrica con la intención de alentar a la “Albiceleste”.
También fue deportado Pablo "Bebote" Álvarez, jefe de la barra de Independiente.
Los "barras bravas" (hinchas violentos) prometieron portarse bien, pintar la escuela y hacer otros trabajos comunitarios, en demostración de que llegaron a Pretoria en son de paz y sólo para alentar a la selección Argentina concentrada en la misma ciudad durante la Copa del Mundo.
"Estamos atendidos como reyes", dijo uno de esos hinchas enfundado en una camiseta del club Platense en la escuela pública Christian Progressive College, en el corazón de Pretoria, sobre una popular avenida en la que menudean vendedores de frutas con sus puestos callejeros.
Cuando ese hincha iba a seguir hablando, otro lo interrumpió.
"Fuera, fuera, no queremos hablar de nada".
Ambos barras bravas, quienes ocupaban una mesa en el centro de un salón junto con otra decena de hinchas, rehusaron dar su nombre a los medios.
Ni siquiera sus apodos.
El ambiente se fue haciendo cada vez más tenso, hasta que apareció Masego, cocinera y camarera a la vez que se identificó sólo por su nombre, acunando una bandeja como si fuese un bebé, con pollo, frutas y algo de patatas.
"Son todos buenos y educados", dijo Masego, de 28 años, con su pelo negro ensortijado y una sonrisa que dejaba lucir sus dientes blancos. "Comen, ven televisión, cantan, se divierten, hacen una vida normal".
En total, viven por ahora unos 60 hinchas en esa escuela de dos pisos y se espera que en los próximos días esa cifra trepe a más del doble.
Esos barras bravas forman parte de la denominada Hinchadas Unidas Argentinas (HUA), 10 de cuyos integrantes fueron retenidos el domingo al llegar a Johannesburgo y deportados ayer, y cuyo líder Marcelo Mallo aterrizaría el jueves en Sudáfrica.
Mallo no es barra brava y sus aspiraciones son crecer en la política de la mano de ellos, según dijo en una reciente entrevista a la AP en Buenos Aires.
Su objetivo sería utilizarlos como "conductores sociales" y hasta fiscales en las próximas elecciones presidenciales del 2011, en la que apoyaría la reelección del ex mandatario Néstor Kirchner.
Entre los deportados se encuentran el líder de la barra brava de Rosario Central, Andrés "Pillín" Bracamonte, quien viajó Sudáfrica con la intención de alentar a la “Albiceleste”.
También fue deportado Pablo "Bebote" Álvarez, jefe de la barra de Independiente.
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