jueves, 4 de junio de 2015

REESTRUCTURACIÓN ¿Reformar a la FIFA?

En los últimos días se ha extendido la convicción de que la FIFA debe ser reformada para garantizar la limpieza y honorabilidad del deporte más universal, a cuyo alrededor giran cuantiosos intereses tanto deportivos como económicos y políticos.

Los alcances de esta reestructuración pueden ser tan vastos, y los obstáculos tan empinados, que sería imprudente descartar un proceso de debilitamiento y hasta desintegración de la organización.

La serie de episodios que precipitó la decisión del presidente Sepp Blatter de anunciar su renuncia, que se hará efectiva ante un Congreso extraordinario a realizarse en fecha por decidir, no ofrece un panorama completo de las dificultades que deberán resolver los encargados de la reforma.

Los puntos de Blatter

En su conferencia de prensa del martes, Blatter mencionó varios puntos: "El tamaño del Comité Ejecutivo debe reducirse" dijo, "y sus miembros deben ser elegidos a través del Congreso de la FIFA. Las comprobaciones de integridad para todos los miembros del Comité Ejecutivo deben ser organizadas centralmente a través de la FIFA y no mediante de las confederaciones. Necesitamos limitar los mandatos, no sólo del presidente, sino de todos los miembros del Comité Ejecutivo."

Esto es insuficiente y no aborda el problema capital: el poder político centralizado, basado en prebendas, de una autoridad que absorbe la riqueza (básicamente del Gran Negocio, el Mundial) y la redistribuye hacia la periferia a cambio de apoyo, como los reyes medievales a sus barones.

"Necesitamos limitar los mandatos", dice ahora el presidente que hace unos días fue reelegido por quinta vez, resistiendo las numerosas presiones para que se retirase, como había prometido a uno de sus posibles herederos, el presidente de la UEFA (la federación europea), Michel Platini.

Mundial alternativo

Esto del mundial alternativo puede ser una simple quimera, pero el hecho de que corra la versión resalta una de las grandes inquietudes de los dirigentes en Zúrich: la estabilidad y futuro de la FIFA pasa por la credibilidad de un torneo que se jugará en Moscú y Qatar en momentos inoportunos.

Pero la FIFA ya no puede darse el lujo de la inmovilidad. Esto es lo que ha reconocido Blatter.

"Necesitamos un profundo cambio estructural", opina. ¿Por qué no lo hizo él? ¿Para qué esperar a que lo haga su sucesor, ya sea Platini, el príncipe jordano Alí, Luis Figo o Perico de los Palotes?

Pues porque los intereses creados se lo impidieron: "He luchado por estos cambios antes y, como todos saben, mis esfuerzos han sido bloqueados", arguyó. Bloqueados, habrá que aclarar, en la estructura que Blatter desarrolló a partir del modelo heredado del brasileño Joao Havelange, el presidente anterior, llevando a la organización a este punto de ruptura que le ha costado la carrera.

Como buen abogado y sobreviviente de mil batallas entre dirigentes, Blatter quiere proteger su legado ofreciendo una guía técnica de cómo debe hacerse la autopsia de su presidencia difunta.

Lucha contra la corrupción

Es sabido que en la corrupción no hay un solo culpable: aparte del que recibe o pide el soborno, está el que lo ofrece o lo paga. Y en esto habrá que golpear a las puertas de muchas empresas, promotores oficiales, anunciantes, emisoras de TV, gestorías, etc. La necesidad de idear un mecanismo para este tipo de control seguramente desvelará a quienes boceten las propuestas de los candidatos a la presidencia.

Mayor esfuerzo se destinará a resolver dos de los casos más graves de presunta corrupción: los mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022. Todos conocen el poder de Rusia y la influencia creciente de Qatar, con un gran poder financiero.

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