lunes, 1 de junio de 2015

De vendedor de autos a mandamás de la CSF

El uruguayo Eugenio Figueredo, detenido el miércoles por

el caso de corrupción en la FIFA, alcanzó en 2014 la vicepresidencia del organismo que rige el fútbol mundial después de una larga trayectoria en ese deporte, al que accedió utilizando las habilidades de su primer oficio, vendedor de automóviles. Así, “repartiendo tarjetas de visita”, como él mismo llegó a reconocer, entró en el mundo del deporte en el humilde Huracán Buceo de Montevideo, ya desaparecido, donde jugó como lateral derecho y pasó luego a los despachos, ocupando la presidencia en dos períodos (1971-72 y 1976-77).

Años después, ya como presidente de la Asociación del Fútbol Uruguayo (AUF), cargo que ocupó entre 1997 y 2006. Fue una de las varias polémicas que salpicaron la longeva trayectoria de Figueredo, de 83 años, que quedó atrapada bajo la sospecha de la corrupción. A los malos resultados deportivos de su etapa al frente de la AUF, en la que la selección nacional sólo clasificó para el Mundial de Japón y Corea 2002, en el que tuvo una penosa actuación, se sumaron recurrentes acusaciones de manejar la federación como un club de amigos, eligiendo cargos a dedo y permitiendo la vulneración de los reglamentos a su conveniencia. En 2006, Figueredo decidió abandonar la AUF después de que el recién inaugurado Gobierno uruguayo de Tabaré Vázquez expresara directamente su deseo de que no siguiera en el cargo. Fue el fin de la trayectoria en el fútbol local de alguien que llegó a decir que lo que él hacía en la AUF no lo podría hacer nadie más, pero a nivel internacional aún le quedarían peldaños por subir.

Figueredo seguía siendo vicepresidente de la Conmebol, puesto al que llegó en 1993 y que no abandonó hasta 2013, cuando subió a presidente tras la renuncia de Nicolás Leoz.Figueredo es uno de los dos vicepresidentes de la FIFA que fueron detenidos junto a otros cuatro altos dirigentes del máximo organismo del fútbol en Suiza.

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