lunes, 9 de diciembre de 2013

Brasil organiza un torneo a lo grande

Brasil organiza un Mundial a lo grande, con 12 ciudades que muestran la diversidad cultural de este país de dimensiones continentales y 12 lujosos estadios que harán honor a la pasión que los brasileños profesan por el fútbol.

Los organizadores no han escatimado esfuerzos en Brasil 2014, que se celebrará en siete estadios nuevos y otros cinco remodelados, a un costo total de 3.500 millones de dólares (unos 2.570 millones de euros).

Río de Janeiro será la sede de la final, con su legendario estadio Maracaná, mientras que Sao Paulo, la mayor ciudad del país, recibe el partido inaugural en un coliseo nuevo, que provisionalmente se denominará Arena de Sao Paulo.

El torneo unirá también urbes tan distantes y diferentes como la sureña y fría Porto Alegre, considerada como la capital “más europea” de Brasil; destinos turísticos tropicales de sol eterno, como Fortaleza, o una gran ciudad enclavada en la selva amazónica como es Manaos.

Todo el territorio

El deseo del Gobierno brasileño de llevar el Mundial a todo su territorio incluyó en la lista de sedes a ciudades sin una gran tradición futbolística como Cuiabá o Brasilia, la capital del país, que, con un diseño futurista, fue inaugurada en 1960 en las planicies del centro del país.

El fútbol sí empapa la cultura carioca, como se conoce a los oriundos de Río de Janeiro, una ciudad que encarna todos los tópicos que se suelen atribuir al país: la samba, el carnaval, las favelas, la playa y la pasión por el deporte rey.

Río tiene cuatro equipos grandes y de abolengo -Flamengo, Vasco da Gama, Fluminense y Botafogo- y cuenta además con el estadio probablemente más icónico del mundo, el Maracaná.

Este coliseo recibió a cerca de 200.000 espectadores en la célebre final del Mundial de 1950 y acaba de ser totalmente remodelado de cara a 2014, con lo que su aforo se redujo a 78.639 asientos.

La otra gran “catedral” del fútbol brasileña es el Mineirão, de Belo Horizonte, construido en 1960 y que será sede de una semifinal. La capital de Minas Gerais, en el sureste, es una ciudad moderna y de clima templado, características que la han convertido en la favorita como cuartel para numerosas selecciones.

El noreste del país, zona de clima cálido todo el año y de playas kilométricas y deslumbrantes, es la zona con más sedes, cuatro, entre ellas Recife, Fortaleza y Natal.

Mención especial merece Salvador, la capital de Bahía, conocida por ser cuna de la cultura africana y por tener cerca de un 80 por ciento de población negra, lo que se refleja en su música, su culinaria y sus tradiciones.

Metrópoli cosmopolita

La otra gran capital del fútbol de Brasil es Sao Paulo, una metrópoli cosmopolita, polifacética y vibrante de 20 millones de personas, donde conviven clubes gigantes como el Corinthians, el Palmeiras y el Sao Paulo.

Su estadio mundialista, con una capacidad de 68.000 espectadores y uno de los pocos que no sigue el diseño oval del Maracaná, recibe estos días los últimos retoques antes de su inauguración. La mala noticia ocurrió el pasado 27 de noviembre, cuando dos operarios murieron al desplomarse parte de la cobertura metálica del mencionado estadio paulista. Los organizadores, sin embargo, han confirmado que el coliseo estará listo para el partido inaugural.



Estadios nuevos

Los otros estadios nuevos son el Fonte Nova, de Salvador; el Nacional, de Brasilia; el Arena Pernambuco, de Recife; el Arena das Dunas, de Natal; el Arena Pantanal, de Cuiabá; y el Arena de la Amazonía, de Manaos.

Estas dos últimas ciudades serán las capitales “verdes” del Mundial.

Cuiabá es la capital de la pujante región agrícola de Mato Grosso y está relativamente cerca del Pantanal, unos humedales en la frontera con Bolivia y Paraguay que albergan la mayor diversidad de fauna del planeta.

Manaos es una metrópoli industrial de 2 millones de habitantes en pleno corazón de la selva amazónica, en la confluencia de los ríos Negro y Amazonas, y con un clima extremadamente caluroso y húmedo.

Unos 4.500 kilómetros al sur de Manaos están las sedes Curitiba y Porto Alegre, dos ciudades frías, que en la época del Mundial pueden rozar los cero grados, y que albergan una gran colonia de descendientes de alemanes, por lo que buena parte de la población es rubia y de ojos claros.

Además de las raíces alemanas, el sur de Brasil posee una marcada cultura gaucha que entronca con Argentina y Uruguay. Porto Alegre es también una de las capitales más futboleras y cuenta con el estadio Beira-Río, uno de los más tradicionales.

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