Alemania consiguió doblegar el martes la dura resistencia de Kazajistán, a la que venció a domicilio en Astana por 0-3 tras un primer tiempo en el que el equipo local contuvo los esfuerzos ofensivos germanos.
Los kazajos se mostraron al comienzo como un equipo altamente aguerrido, dispuesto a vender su piel lo más caro posible, y plantearon un juego que implicaba un gran desgaste físico, presionando al jugador alemán que llevaba el balón prácticamente desde el centro del campo.
Esa entrega les valió para soportar la acometida alemana durante el primer tiempo, en el que, a pesar de que el equipo de Joachim Löw tuvo al menos seis ocasiones claras, Kazajistán fue capaz de mantener el 0-0.
La paridad, sin embargo, no duró mucho tras empezar la segunda parte y, ya en el 47, Miroslav Klose abrió el marcador culminando la mejor combinación alemana del partido, iniciada por el madridista Mesut Özil y continuada por Lukas Podolski
Probablemente, muchos esperaban que Kazajistán se diluyera tras el primer gol alemán. Sin embargo, el partido siguió igual. Kazajistán siguió con su espíritu combatido e incluso, poco después del gol alemán, tuvo dos buenas ocasiones en los pies de Schmidtgal.
Alemania también siguió atacando y el segundo gol llegó, por medicación de Mario Gómez en el minuto 76, que había entrado por el lesionado Klose, tras un pase de Podolski.
Pero ni siquiera en ese momento los kazajos se hundieron anímicamente. Khiznichenko, tras el 2-0, tuvo una ocasión para descontar, y en defensa Kazajistán seguía corriendo.
Pese a esa demostración de coraje, estaba claro que la suerte estaba echada y el tercero llegó en una acción individual de Podolski a cinco minutos del final.
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