No hay otra ciudad en el mundo como Buenos Aires, en la que haya evolucionado por décadas una exquisitez tan diversa para abordar el fútbol. En distintos registros, con incalculables matices, con las más variadas intensidades, todos hablan de lo que podría hacer la selección argentina mañana sábado frente a Alemania y ese sólo hecho marca el entretenimiento y el trajín de las conversaciones.
En su edición del primer día de julio, Página 12 vaticina que Argentina se impondrá a los germanos, utilizando como base el célebre texto del cineasta italiano Pier Paolo Pasolini en el que asocia la prosa con el orden del fútbol europeo y la poesía con la genialidad individual de Sudamérica.
Hay vibraciones especiales aquí, a pocas horas del enfrentamiento que tiene como referencias inmediatas un triunfo rioplatense en partido amistoso bajo la dirección de Maradona y la eliminación por mínima diferencia en el anterior mundial cuando la celeste y blanca era dirigida por José Pekerman.
La diversidad de enfoques en los medios es también reflejo de esa cultura poblada de historias y leyendas, de ídolos y de campeones, de barras e hinchadas capaces de llegar al paroxismo cuando se trata de hacer flamear banderas o inventar cánticos por sus equipos. En ese contexto, todos coinciden en que las variantes con las que cuenta Diego, son como nunca enormes.
Por estas horas se tiene claro que si en el fondo no juega Samuel, lo hará Burdisso que lo sustituyó hasta ahora con gran suficiencia. En el medio hay para escoger, si no está Verón va Maxi Rodríguez y como volante central, aunque Mascherano se erige como indiscutido, están listos Otamendi y Bolatti, y en el medio terreno creativo se insiste en que podrían jugar Di María, reciente adquisición del Real Madrid procedente del Benfica, e incluso Pastore.
Aunque ha salido a dar su apoyo, nadie se pronuncia por la ausencia de Riquelme y menos las de Zanetti y Cambiasso que fueron borrados de la lista definitiva.
Esto recuerda al Racing de los 60 que tenía al “equipo de José” (Pizzuti) en el que se destacaba el protagonismo colectivo por sobre las figuras individuales. ¿A qué apunto con esto? A que Lionel Messi es muy apreciado y respetado en su país, pero está concebido en el marco del equipo y no como sucediera con Maradona que era él con su genio y un equipo detrás suyo.
El hecho de no haber anotado hasta ahora un solo gol en Sudáfrica es suficiente para que el muy exigente paladar futbolero dictamine comparaciones: Maradona jugaba y hacía goles. Maradona le hizo el mejor gol de la historia a los ingleses en fase decisiva mundialista y Messi hizo algo parecido sólo que en un partidito entre el Barça y el Getafe. Maradona llevó a los condenados sureños del Nápoles a ganar dos scudettos frente al poder soberbio del norte milanés (hoy diríamos berlusconiano), los cuales son parte del poder bicéfalo del fútbol español, Messi no sabe lo que es un partido en cancha de tierra porque es producto de una cantera de laboratorio como la del Barcelona.
Maradona es la expresión simbólica de la pasión que comenzó en la pobreza de Villa Fiorito. Messi, el clasemediero talentoso y sereno surgido de Rosario, que tiene grandes exponentes en el mismo fútbol (Jorge Valdano, Marcelo Bielsa), en la literatura y el humor gráfico (Roberto Fontanarrosa) o en la música (Fito Páez, Juan Carlos Baglietto).
Maradona es porteño, criado en la cuna de los cebollitas de Argentinos Juniors, jugador e hincha de Boca, algo más que una militancia estrictamente deportiva…Messi es un virtuoso de la pelota, también la lleva atada al pie, pero no tiene la sangre para transmitir esa paleta de colores de expresividad que ha caracterizado a Diego con sus luces y sus espectros en todo su historial.
¿Por quién entonces se pronuncia la gente? Por los dos, con las diferencias que corresponde: Diego como el más grande y como expresión de identidad cultural en la que el fútbol ocupa un sitial protagónico y Messi como el talentoso fabricado en las divisiones menores de un gran club europeo y en los gabinetes científicos que le permitieron mejorar su estatura para tener el mínimo promedio que le permite hoy enloquecer a sus eventuales cancerberos que finalmente apelan al expediente de la infracción.
Maradona es Dios dicen por aquí, ¿Messi será el Mesías? Lo que está claro es que todavía hay una vuelta completa al globo de diferencia para establecer donde está la pasión celebratoria y dónde la nueva constatación genética argentina que tiene marca registrada, aunque su formación se haya producido al otro lado del atlántico.
Datos
Los comparan
La gente en las calles de Buenos Aires hace comparaciones: Maradona hacía goles, de hecho hizo el mejor gol de la historia Mundial; Messi hasta ahora no ha podido anotar en Sudáfrica, pero eso no significa que no confíen en Leo.
Identificados
Subirse a un taxi o caminar por las calles entregan la misma sensación: el ciudadano está empapado con lo que hace su selección y por supuesto a la pregunta de quién ganará, la respuesta es obvia.
En su edición del primer día de julio, Página 12 vaticina que Argentina se impondrá a los germanos, utilizando como base el célebre texto del cineasta italiano Pier Paolo Pasolini en el que asocia la prosa con el orden del fútbol europeo y la poesía con la genialidad individual de Sudamérica.
Hay vibraciones especiales aquí, a pocas horas del enfrentamiento que tiene como referencias inmediatas un triunfo rioplatense en partido amistoso bajo la dirección de Maradona y la eliminación por mínima diferencia en el anterior mundial cuando la celeste y blanca era dirigida por José Pekerman.
La diversidad de enfoques en los medios es también reflejo de esa cultura poblada de historias y leyendas, de ídolos y de campeones, de barras e hinchadas capaces de llegar al paroxismo cuando se trata de hacer flamear banderas o inventar cánticos por sus equipos. En ese contexto, todos coinciden en que las variantes con las que cuenta Diego, son como nunca enormes.
Por estas horas se tiene claro que si en el fondo no juega Samuel, lo hará Burdisso que lo sustituyó hasta ahora con gran suficiencia. En el medio hay para escoger, si no está Verón va Maxi Rodríguez y como volante central, aunque Mascherano se erige como indiscutido, están listos Otamendi y Bolatti, y en el medio terreno creativo se insiste en que podrían jugar Di María, reciente adquisición del Real Madrid procedente del Benfica, e incluso Pastore.
Aunque ha salido a dar su apoyo, nadie se pronuncia por la ausencia de Riquelme y menos las de Zanetti y Cambiasso que fueron borrados de la lista definitiva.
Esto recuerda al Racing de los 60 que tenía al “equipo de José” (Pizzuti) en el que se destacaba el protagonismo colectivo por sobre las figuras individuales. ¿A qué apunto con esto? A que Lionel Messi es muy apreciado y respetado en su país, pero está concebido en el marco del equipo y no como sucediera con Maradona que era él con su genio y un equipo detrás suyo.
El hecho de no haber anotado hasta ahora un solo gol en Sudáfrica es suficiente para que el muy exigente paladar futbolero dictamine comparaciones: Maradona jugaba y hacía goles. Maradona le hizo el mejor gol de la historia a los ingleses en fase decisiva mundialista y Messi hizo algo parecido sólo que en un partidito entre el Barça y el Getafe. Maradona llevó a los condenados sureños del Nápoles a ganar dos scudettos frente al poder soberbio del norte milanés (hoy diríamos berlusconiano), los cuales son parte del poder bicéfalo del fútbol español, Messi no sabe lo que es un partido en cancha de tierra porque es producto de una cantera de laboratorio como la del Barcelona.
Maradona es la expresión simbólica de la pasión que comenzó en la pobreza de Villa Fiorito. Messi, el clasemediero talentoso y sereno surgido de Rosario, que tiene grandes exponentes en el mismo fútbol (Jorge Valdano, Marcelo Bielsa), en la literatura y el humor gráfico (Roberto Fontanarrosa) o en la música (Fito Páez, Juan Carlos Baglietto).
Maradona es porteño, criado en la cuna de los cebollitas de Argentinos Juniors, jugador e hincha de Boca, algo más que una militancia estrictamente deportiva…Messi es un virtuoso de la pelota, también la lleva atada al pie, pero no tiene la sangre para transmitir esa paleta de colores de expresividad que ha caracterizado a Diego con sus luces y sus espectros en todo su historial.
¿Por quién entonces se pronuncia la gente? Por los dos, con las diferencias que corresponde: Diego como el más grande y como expresión de identidad cultural en la que el fútbol ocupa un sitial protagónico y Messi como el talentoso fabricado en las divisiones menores de un gran club europeo y en los gabinetes científicos que le permitieron mejorar su estatura para tener el mínimo promedio que le permite hoy enloquecer a sus eventuales cancerberos que finalmente apelan al expediente de la infracción.
Maradona es Dios dicen por aquí, ¿Messi será el Mesías? Lo que está claro es que todavía hay una vuelta completa al globo de diferencia para establecer donde está la pasión celebratoria y dónde la nueva constatación genética argentina que tiene marca registrada, aunque su formación se haya producido al otro lado del atlántico.
Datos
Los comparan
La gente en las calles de Buenos Aires hace comparaciones: Maradona hacía goles, de hecho hizo el mejor gol de la historia Mundial; Messi hasta ahora no ha podido anotar en Sudáfrica, pero eso no significa que no confíen en Leo.
Identificados
Subirse a un taxi o caminar por las calles entregan la misma sensación: el ciudadano está empapado con lo que hace su selección y por supuesto a la pregunta de quién ganará, la respuesta es obvia.
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