miércoles, 7 de julio de 2010

La Jabulani, criticada de principio a fin‏

El director técnico de la selección de futbol de Inglaterra, Fabio Capello, ha afirmado que la impredecible trayectoria de la Jabulani, el balón de la Copa Mundial de la FIFA, es la peor en la historia del campeonato. Pero más graves son las críticas de organizaciones defensoras de los derechos laborales.

Solo una pequeña proporción de las ganancias del sector llega a los sacrificados trabajadores de las fábricas, de los centros de costura o los que lo hacen en su casa, según asociaciones civiles (ONG).

Hasta fines de 1990, Pakistán era responsable de 85% del mercado futbolero del mundo, empleaba a unas 85 mil personas, producía 60 millones de balones al año, por unos 210 millones de dólares, recordó el diario en lengua inglesa Express Tribune.

Ahora este país sólo produce entre 30 y 40% de las pelotas de fútbol.

Pakistán no calificó para la Copa Mundial de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) de Alemania, pero estuvo representado en todos los partidos. Los balones utilizados en 2006 fueron cocidos a mano en la nororiental ciudad de Sialkot, en la provincia de Punjab, conocida por sus fábricas de artículos deportivos e instrumentos quirúrgicos.

Pero para la Copa Mundial de Sudáfrica, que comenzó el 11 de junio, Adidas decidió que las Jabulani se fabricaran a máquina en China. "Es lamentable que la industria futbolera de Pakistán no se haya acompasado al ritmo de los avances tecnológicos", dijo Arshid Mehmood Mirza, director ejecutivo de Bedarie, una ONG por los derechos de las mujeres.

Pero la principal causa del derrumbe de la industria futbolera se debe al trabajo infantil.

El mundo se enteró en 1996 que niños y niñas pakistaníes cocían balones de fútbol por seis centavos de dólar la hora, a raíz de un artículo publicado por la revista Life.

Unos siete mil menores participaron en los distintos procesos de fabricación, según el Programa Internacional sobre la Eliminación del Trabajo Infantil, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y el Departamento de Trabajo de Punjab, dijo Mirza, quien trabaja desde hace quince años en el comercio del futbol.

Preocupados, gobierno y empresarios se unieron con trabajadores y ONG para tratar de eliminar el trabajo infantil.

La OIT firmó en 1997 un acuerdo con la Cámara de Comercio e Industria de Sialkot y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) para centralizar a los trabajadores e impedir el empleo de menores.

"La contratación de trabajadores a domicilio impidió controlar el asunto y, en 1998, con ayuda de los empresarios del sector, el gobierno abrió centros de costura para eliminar el trabajo en casa", recordó Jwaja Zakauddin, ex presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Sialkot y director ejecutivo de Capital Goods Industry.

Unas 130 grandes empresas se han unido al programa.

El trabajo infantil disminuyó de forma significativa, pero existe cuando se contrata personal a domicilio, según el Foro Internacional de Derechos Laborales (ILRF), con sede en Washington.

Los trabajadores cobran entre uno y dos dólares por balón cocido, según un informe publicado por el Foro antes de la Copa Mundial de Sudáfrica, que terminará el 11 de este mes. El precio de venta al público de cada pelota es de 100 dólares, o más.

De los 218 trabajadores entrevistados por el ILRF en siete cadenas de suministro, 70% eran zafrales y "casi todos cobraban por debajo del salario mínimo". Además hay discriminación de género. Las mujeres que trabajan en su casa tienen peor paga.

Josephine Francis tiene 40 años y cinco hijos. Hace 10 que trabaja en su casa cociendo balones, pero nunca firmó un contrato, no sabe quién la emplea, dónde se venden ni a qué precio.

"Sólo sé que me pagan unos 40 centavos de dólar por balón cocido. Me dijeron que se venden entre 3.5 y siete dólares", comentó en entrevista telefónica desde Sialkot. "Hasta hace unos meses, me pagaban unos 29 centavos, tarifa que se mantuvo durante años", añadió.

Francis cose cuatro pelotas al día cuando termina sus tareas domésticas. La situación de Taslim Bibi no es diferente.

Pero a ella sólo le pagan unos 35 centavos por balón. "La tarifa varía", dice. Pero no se atreve a decirle nada al intermediario porque "si nos quejamos mucho, busca costureras en otro lado. Hay muchas personas que trabajan por menos", explicó.

Pero no todos concuerdan con el estudio del ILRF. Los 450 trabajadores de Awan Sporting Goods Industry reciben el sueldo mínimo, unos 70 dólares al mes, además de beneficios como horas extra, seguridad social, aportes para la jubilación y salud, señaló Ghazanfar Ali Awan, director de la empresa.

El trabajo infantil sólo existe en pequeñas fábricas ilegales que ni siquiera la OIT podría erradicar, añadió.

"Se aplicará un riguroso sistema de autoría para controlar que los salarios sean justos y se respeten los derechos" de los trabajadores, dijo Mirza.

Pero además de eliminar el trabajo infantil y de regularizar la situación de los empleados zafrales, la industria futbolera de Pakistán debe actualizarse con nueva tecnología para estar en la próxima Copa Mundial de la FIFA.

Se abrirá un Centro de Desarrollo de la Industria Deportiva, con fondos del gobierno, informó Jawja. "Cuando esté funcionando en 2011, podremos fabricar más de tres mil balones en ocho horas, de futbol, de voleibol y de baloncesto", añadió.

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